Crisanto Gregorio León
La nostra universitaria es la existencia de asociaciones clandestinas, regidas por la conspiración y un silencio alcahueta, que ejercen el control de algunas actividades académicas, económicas y de subgobierno. “La nostra universitaria es una forma de criminalidad organizada que no sólo está activa en múltiples campos ilegales, sino que estando la soberanía reservada a las legítimas autoridades, tiende también a ejercitar funciones de seudo autonomía. Se trata pues de una forma de criminalidad que presupone algunas condiciones: la existencia de un subgobierno de tipo clandestino o paralelo al legalmente instituido, que persigue para sí el monopolio y la regencia de los menesteres universitarios, una organización que se desvincula de la auténtica autoridad del alma mater y desconoce con argumentaciones seudoacadémicas, la ley de universidades y sus propios reglamentos, con la existencia de violentos con capacidad de obrar a su modo, imponiendo también a las clases dirigentes su conveniente mediación violenta”.
La definición expuesta describe exhaustivamente el fenómeno desde la base de la observación de las condiciones en las que se encuentra cualquier universidad en la que acontecen extrañas e inexplicables cosas, justo después de desacuerdos con algunos tentáculos que pretenden imponer por encima de la jerarquía decisiones de manera terca e irreflexiva, donde la lógica y la ley se proscriben y el amiguismo complaciente obedece a intereses inconfesables.
La progresiva y aviesa desobediencia de los lineamientos que favorecen la armonía y la rectitud universitaria, implican en estas mafias la alineación de cualquier cerebro académico, donde los representantes de la “nostra universitaria” algunos “profesores o profesoras” y otras autoridades infiltradas, que se sienten intocables, manejan la universidad como un latifundio propio, aprovechándose de la administración de las dependencias que se les han confiado y en cuya relación con el resto de la comunidad, se apartan del verdadero espíritu universitario y de las directrices de la autoridad legal y superior, la alienación de la nobleza universitaria, y en cuya relación con el resto de la comunidad usurpan funciones y se apoderan de las riendas, de los destinos, sorprendiendo la buena fe de estudiantes y profesores, reduciendo a conclusiones bizarras lo que se presenta viable, claro y diáfano, sólo con el objeto de descalabrar y desmoralizar con toda intencionalidad la rectoría legal. Bajo un aparente asentimiento de las políticas legítimas de la universidad, se usurpan funciones y se arrogan atribuciones por encima de sus superiores, aprovechándose de la confianza encomendada y quien manda y dirige es la “nostra universitaria”.
El auténtico sistema académico, sostenido sobre todo por mentes superiores, se ve perseguido y arropado y la diáfana y progresista actividad administrativa, hostigada por los gobiernos clandestinos inspirados en el llamado despotismo ilustrado, materializados en milicias privadas, “bandas”, como instrumentos indispensables para el mantenimiento del control universitario.
Las tareas de estas “uniones o hermandades”, “pequeños Gobiernos en el Gobierno”, permiten la gestión del tráfico de influencias y la corrupción, la oferta de “mediación” entre ladrones académicos y estudiantes y, más en general, entre el personal administrativo, los obreros, y la nueva población, el arreglo de las disputas para beneficio y protección de los miembros de la nostra universitaria.
Por lo que hay que luchar para que esto sólo se quede en lo que es: una mera hipótesis, cuya evocación de otras realidades, jamás llegar a materializarse en universidad alguna.
Abogado
crisantoleon@gmail.com
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