domingo, 24 de noviembre de 2013

¿Dónde estás mamá?

¿Dónde estás mamá? Crisanto Gregorio León La vida en sus encrucijadas me hicieron perderte, pero también me perdí yo de ti. Te imagino una rosa en cuyos pétalos mis lágrimas se posan, cuales gotas de agua que adornan tu esencia. Parece no haber memoria sobre ti, eres como un archivo secreto cuya divulgación está vedada por el tiempo. Ni siquiera se tu nombre. Cuando indago de ti, la gente parece difusa, tal vez confundida. Solo algunos se aventuran a recrearte como quien describe una mujer etérea, con una sonrisa lejana, como una suave brisa que acaricia, como un perfume distante que persigo y que no logro encontrar. Te sueño princesa, te sueño una reina, te siento mi madre una mujer buena. Y aunque no se donde estás, te espero en mis sueños, te persigo en mi mente y se llena mi alma de tu etérea presencia. Jugueteaba en mi niñez con una imagen bella, que mimaba mis días, que cuidaba de mi y aunque no sabía que mi madre no era ella, mi alma intuía que existías tu. Ahora tal vez tu belleza esté cubierta de arrugas y la blancura de tus tiempos mozos escondida en la imaginación de algún feligrés que anduvo en tus días y que supo de ti. Cada mañana al cielo extiendo los brazos pidiendo encontrarte, pidiendo mirarte, saberte muy cerca, muy cerca de mí Oh, mamá quién eras tu, qué rumbo tomaste, porqué me dejaste, como te extraño mi bella mamá. Con cada año que muere, mi orfandad te anhela, mi boca te llama, mis ojos derraman perlas por ti. ¡Pero no estás aquí! Seguro muchos temores te asaltaron al dar a luz y aunque por pocos segundos tus labios me besaron y tus manos me acariciaron, me estremezco soñando con el dolor que sentiste al desprenderte de mí. Tu ausencia se siente, tu razón tendrías, pero no acabo nunca de preguntar por ti. Te quiero mi madre, te quiero a mi lado, aunque desfallezca al cielo le imploro que guarde tu nombre, que guarde tu honra, que te tenga en la gloria si no estás aquí. Abogado crissantogleon@gmail.com

domingo, 25 de agosto de 2013

No está bien, pero lo hacen

http://elimpulso.com/articulo/no-esta-bien-pero-lo-hacen# No es válida la ecuación por lo que algunos asumen pecar o perjudicar a otros, so pretexto de que al fin darán cuenta a Dios; pues nunca se hace el mal de manera tan plena y alegre que cuando se hace basado en un falso principio de conciencia. Hay quienes se arrogan el derecho de fundamentar su propia felicidad basada en la infelicidad de otro u otra. No miran para atrás, ni siquiera vislumbran el futuro y el efecto boomerang en su propia descendencia ni en sus almas, si con ello le roban el mundo y el destino a otro ser humano. Incluso sentencian al prójimo a una vida de angustia, tortura y soledad. Obscenamente encubiertos, se atribuyen el derecho de fracturar la vida y destruir el mundo de otros. Se inmiscuyen cobardemente en la vida privada del prójimo y hacen cuanta maroma intelectual puedan, para lucirse de su poder creativo en el afán de causar discordia e infelicidad, con tal de obtener cualquier cosa, así sea ajena. Con bajo perfil o abiertamente, sin importarles causar dolor y sufrimiento propician la muerte de otro ser humano. Hay quienes con los ojos inundados de llanto se desgastan física y anímicamente, llenos cada vez de dolores más intolerables, ante la mirada astuta y complacida de la perversión. Lo planteo con un ejemplo: Solo Dios sabe lo que piensan en sus retorcidas mentes quienes se amanceban furtivamente, porque saben que ¡no está bien, pero lo hacen! Y en sus encuentros planean y ejecutan estocadas a otro ser humano y saciando sus bajos instintos regurgitan impiedad, injusticia, violencia; dando rienda suelta a su concupiscencia sin importarles un bledo ni lo que pierden arriba en el cielo, ni el daño que causan en la tierra. Aunque ante corazones perversos no hay argumento que valga. Fíjense con temor sobre la crueldad con la que ignominiosamente tratan a su víctima, pues el Creador del Universo el propio Dios, de ningún modo tendrá por inocente al malvado.

domingo, 4 de agosto de 2013

Una verdad Inconveniente

Crisanto Gregorio León 
crissantogleon@gmail.com





    Hacer carrera para triunfar en la tierra a costa de lo que sea y de quien sea, para llevarse a quien sea por delante, sin importar nada, a una alta velocidad y por encima de cualquier circunstancia; sin quererse percatar que de igual modo y en una velocidad similar se le están abriendo las puertas del infierno…
     A veces el hombre se propone alcanzar las metas soñadas aunque en ello destruya a otros, incluso a padres de familia inocentes, que llevan el sustento, medicinas y calor a sus hijos con sacrificio, honor y ética. 
    Pero que se han vuelto inconvenientes por decirnos la verdad. Paralelamente y a la misma velocidad como acuñan laureles en la tierra, de esa misma forma reservan su puesto en el infierno… 
    En el día del juicio, Jesús dirá a los que estén a su derecha: “Vengan, entren en el Reino. Porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; estuve enfermo y me visitaron…”
     Y luego el Señor les dirá a los que estén a su izquierda: “Apártense de mí, porque estuve hambriento y no me dieron de comer; estuve sediento y no me dieron de beber; estuve enfermo y no me visitaron”.     Y ellos le preguntarán: “¿Cuándo te vimos hambriento, sediento o enfermo, y no te asistimos? Jesús les responderá entonces: “Todo lo que no hicieron por el más pequeño de sus hermanos, tampoco lo hicieron por mi” Y todo cuanto hicieron en contra de los inocentes, lo hicieron en mi contra”.
     Y miramos al hombre justo y decente de soslayo como si fuera un leproso, lo mandamos a orar, le decimos mentiras y le hablamos con autoridad.
     Urdimos cuanta respuesta pueda satisfacer nuestra actitud “estoy sobrado o sobrada”, mientras servimos a la injusticia.
     Pero a todos nos llega el momento de rendir cuentas ante el tribunal de Dios. Cuando estemos ante el tribunal de Dios.
     Él no nos preguntará cuantos títulos obtuvimos en la tierra, ni cuántos cargos desempeñamos, ni cuánto dinero acuñamos. ¡No! , nos hará preguntas como estas: ¿cómo te comportaste con tu hermano o hermana, con el vecino, con tu madre o tu padre, con tus hijos y los hijos del prójimo. ¿De qué manera utilizaste tus posiciones terrenales? ¿Te aprovechaste de tus circunstanciales posiciones de poder para ayudar y cumplir mis mandamientos? ¿O por el contrario, la ira que es uno de los pecados capitales se apoderó de ti e hiciste cuando daño pudiste a quien no lo merecía? 
    No obstante, como dijo Antonio Machado, “la verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés”.