sábado, 24 de noviembre de 2012

Protocolo de Perdón

Por quienes por soberbia, orgullo o tiranía de la conciencia, sin intención pero con culpa, sin razón o con arrebatos, con razón pero sin humildad, sin motivos o con ellos pero sin tacto creen hacer lo correcto mientras destruyen a su prójimo. Por quienes se aprovechan de la circunstancial ventaja de una posición de poder para herir y gambetear; por quienes sin calibrarla precipitan una opinión devastadora, por quienes no viven sino colocando emboscadas al prójimo. Por quienes en nombre del amor se dan al odio, por quienes se desgastan en vanidades, por quienes mienten y por quienes les creen; por quienes traicionan y por quienes tientan la traición. Por quienes buscan la riqueza fácil; por quienes odian, por quienes propician las injusticias, por quienes son presa de la belleza disfrazada, por quienes se dejan seducir por la apariencia, por quienes no reconocen sus errores, por quienes para ellos la culpa es de los demás. Por quienes se entrometen, por quienes envidian, por quienes roban, por quienes matan, por quienes urden la venganza, por quienes irrespetan y pretenden ser respetados, por quienes sufren de patologías histriónicas y su público engañado. Por la madre que asesina a su hijo o hija alcahueteándole. Por quienes no piensan en el futuro, por quienes desdeñan de la pureza a favor de la podredumbre, por quienes son insensibles; por quienes se creen autosuficientes. Por quienes generan tristeza e incertidumbre y por sus victimas, por quienes venden sus cuerpos, por quienes insultan sus almas, por los que lloran, por los que esperan, por los que no meditan sobre su proceder y sobre el efecto boomerang. Por los alcohólicos y los drogadictos, por los miserables, por los pobres, por los enfermos mentales, por quienes han descalificado, subestimado, descalificado, humillado o herido al prójimo. Por los que se esconden tras una máscara mientras su figura agazapada es impune en perjuicio de los demás. Por los niños que sufren, que lloran, que tienen hambre, que están huérfanos, que han sido violentados y violados, que son tratados indignamente. Por los pedófilos para que recuerden el niño que alguna vez fueron. Por los que practican la hechicería, la magia negra y la brujería; por los ladinos que se mantienen presos de sus poquedades espirituales. Por los que no tienen ética y por quienes la blanden como escudo, por los que se enferman de mando y de autoridad. Por el hombre que pide auxilio, por la mujer que llora de verdad y por la que finge para que no lo haga más. Por los enfermos de Sida y por quienes los contaminaron. Por quienes no corresponden a la verdadera amistad y por quienes se aprovechan de los amigos, por quienes se olvidan de quienes les tendieron la mano y no son capaces de tenderle la mano a nadie y son déspotas para no perdonar ni ser gentiles; por quienes no le dan a nadie la oportunidad de resarcirse ante el mundo y el trabajo. Por quienes son incapaces de pedir perdón; por todos nosotros Señor Dios, Perdón y míranos con misericordia. Abogado crisantogleon@gmail.com

domingo, 16 de septiembre de 2012

Las Manos de Dios

No carecen de significado las situaciones experimentadas y vividas. De todo queda un aprendizaje. Las cosas no suceden al azar. Indisolublemente tienen un por qué. Es difícil aceptar los propósitos intangibles o incomprensibles, en la faena del diario acontecer; sea cual fuere el trabajo o el oficio desempeñado. Los roles son infinitos. Nuestra comprensión pocas veces alcanza satisfacer las expectativas que se espera de nosotros. En ocasiones por no comprenderlas y en otras por desconocerlas. Se entretejen los destinos como una superautopista o un gigantesco distribuidor vial e inadvertimos el proyecto de Dios. Cada cual tiene una tarea y es colocado en la función específica para asumir con o sin su conciencia un proyecto en el engranaje de la vida. Unos lo acatan con entereza sin descubrirlo, otros se encabritan y hay quienes tienen conciencia de ser la mano de Dios y se deleitan en cumplirlo para cuando les corresponda ver su rostro. Para muchos, la vida es vacuidad; pocos meditan sobre la suerte y la abundancia, la salud, la alegría y la tristeza. Como un diploma en el que se invierten largos años, paro luego no desempeñar la profesión. La vida es una carrera donde se obtiene un certificado de cuyas experiencias y desempeños nos harán sentir orgullosos, vanidosos o serenos de conciencia para cruzar un portal con un semblante sonriente. Nos moldeamos o nos dejamos moldear. Rechazamos la tarea del destino o cabalgamos sobre él. Negamos la existencia del destino o forjamos el que deseamos, sin percibir que ya está marcada alguna asignación especial del hacedor del universo. El entramado de la vida, cosa difícil de entender; doloroso parto aceptar los reveses; estéril sollozo ante lo inevitable; radiante gesto ante lo posible y gustoso alborozo remediarlos. Somos la creación de Dios y Él se hace presente entre nosotros con sus actos por nuestras manos. Constituimos los instrumentos para cumplir los designios del altísimo. Afortunados o desgraciados; unos son la posibilidad de los otros; la simbiosis hace el equilibrio o intenta lograrlo. Encontramos o pedimos, buscamos o rogamos; nos vienen sin esfuerzo o sudamos para hallarlos. Cada quien desde sus talentos o desde sus miserias, ignora al Señor de los cielos o eleva una ofrenda por su suerte o su destino. Abogado crisantogleon@gmail.com

martes, 28 de agosto de 2012

El lenguaje y los seres que amamos

Crisanto Gregorio León Un ejemplo gráfico te puede poner a pensar. Si en las relaciones de trabajo o en las relaciones sociales, te cuidas de usar un lenguaje que en ningún momento pueda ser agraviante o vulgar para con quienes te rodean o comparten la rutina laboral contigo, para con tus vecinos, o para quienes obligatoriamente te tropiezas en el día a día así no trabajen contigo, y lo haces por cultura o educación y hasta por precaución. ¿Entonces porque no ser igual de considerado o considerada en familia, para con tus padres, para con tus hijos e hijas y para cuantos forman tu entorno familiar? El lenguaje en familia debe ser amable, cordial, lleno de aprecio y estima hacia quienes forman nuestro entorno, una comunicación llena de consideración y afecto que demuestre el amor que profesamos hacia quienes sentimos nuestros, inclusive si son de la propia sangre y sin serlo más aún, porque el vinculo del convivir y crecer en familia debiera hacer una fraternal coexistencia que incluso a veces es más fuerte que la sangre misma. Todos debemos suavizar nuestras palabras para con nuestros semejantes, para con nuestros hermanos, sean de sangre o si se trata del prójimo al que se refieren los pasajes bíblicos. Pero en cualquier caso, debemos evitar palabras vulgares y lenguaje soez. Erróneamente hay quienes se permiten tratar a sus familiares con lenguaje hiriente, grosero, desconsiderado y sin medir las palabras las sueltan contra los seres que mayor respeto merecen en la casa, los padres. Sí, papá y mamá muchas veces son objeto de maltrato verbal por parte de quienes deben estar agradecidos todo el tiempo porque le deben la vida. Y se permiten los hijos unas libertades que demuestran cuan equivocados están respecto del amor y consideración que mamá y papá tienen para con ellos. Porque ese amor paterno y materno, no debe ser confundido a tal punto de entenderlo como permiso para irrespetarlos. Y lo mismo debe ser en sentido inverso, que la condición de padre o madre no signifique una autorización para irrespetar a los hijos e hijas con palabras injuriosos y descorteses. Mamá y Papá, la mayoría de las veces se contienen “por amor” y los hijos no logran digerir que los padres jamás estarán por debajo de ellos. No importa la edad, ni el nivel de estudio, ni los grados académicos, ni la posición social, ni el mejor estatus económico que adquieran los hijos, ni ningún logro meritorio; como para sentirse superiores a los padres. Nunca, bajo ningún concepto, ni los hijos, ni las hijas serán ni podrán ser superiores a sus padres y mucho menos como para creerse autorizados para tratarlos de forma despectiva y humillante. “No hay que ser igualadas ni igualados”, como diría el célebre comediante Mario Moreno Cantinflas. Papá y mamá son eso, papá y mamá; no son unos desconocidos a quienes les volcamos y saltamos de inmediato con altanería y grosería para decirles cuanto nos venga en gana sin medida ni respeto. Y lo mismo se aplica en sentido contrario para con los hijos e hijas, ellos son nuestros tesoros. Y seguramente la precaución no te permitiría tratar a un extraño despectivamente y con vulgaridades y malas palabras, pues no sabrías cual sería la reacción. Entonces, a tratarse en familia con el amor que merece la sangre que corre por sus venas. Con amor de padres, con amor de hijos. Cuidado, afecto y consideración en el trato intrafamiliar en la clave de la armonía y del amor en el respeto mutuo. Pero ojo, cuenta hasta un millón antes de devolverle un insulto o un mal trato a papi o a mami, espera a que las cosas se tranquilicen y conversa en un ambiente de calma y serenidad. Los padres no deben abusar de sus privilegios ni los hijos de sus concesiones.

jueves, 2 de agosto de 2012

Con Aroma de Romero

No he sabido del primero y no tengo información que en toda la historia de la humanidad haya ocurrido un caso donde a alguien se le inhume ni con sus títulos nobiliarios, ni con sus títulos académicos. “Si pensáramos durante todo el tiempo que permaneceremos muertos, fuéramos mejores personas el poco tiempo que permaneceremos vivos”. Traigo a colación este pensamiento de mi autoría en ocasión a los despropósitos de quienes haciendo alarde de su posición circunstancial en cualquier esfera del ámbito social o académico, se enseñorean de tal manera que parecieran sin hechura de imperfección. Evoco al “Poberello de Asís”, Francisco de Asís, quien de joven renunció a sus títulos nobiliarios y a la herencia paterna para vivir en extrema pobreza y sacrificio en adoración a Dios y en provecho de sus hermanos. No es que con este ejemplo quiera motivarlos a la santidad que sería el mejor camino para la salvación, solo hago referencia a Francisco como quien sin alarde de sus acervo hereditario, de riqueza y de alcurnia, adoptó una vida humilde de comprensión y de amor hacia su prójimo. Quienes hayan tenido, tienen o tendrán la posibilidad de lograr en la vida alguna posición que les coloque eventualmente en mejores condiciones que otro u otra, se cual fuere el nivel o el aspecto sobre el que manejen alguna potestad, cabe evaluarse la conducta al tiempo de ejercer esas atribuciones, pues es allí el instante de demostrar que luchan por obtener una sensibilidad más evolucionada, una visión más cónsona con el poco tiempo que han de permanecer vivos sobre el planeta. Momento de evaluar el proceder propio con nuestros hermanos, sin ínfulas, ni soberbia, ni postín. Ciertamente el hombre y la mujer con una visión de futuro enrumban su destino para la consecución de metas que le permitan elevar su nivel de vida y buscar calidad de vida. Pero una vez logrado o en la carrera para obtenerlo, no debemos ser, ni soberbios, ni inflarnos como pavo reales, ni exhibir vanidosamente con jactancia y prepotencia en nuestro “momento de poder” el monstruo de la pedantería. En la vida, nos encontramos con gente que no lograr vislumbrar su propia personalidad y se sienten justificados con hacer lo que hacen porque su “nivel” se los exige y en ello se convierten en “hediondos o hediondas”. A quienes solo se les acercan personas por razón de educación o porque no hay otro remedio, pero que no tiene ascendencia afable ni en el corazón ni la mente de quienes deben por obligación aproximárseles. La relación endogámica que finalmente lleva a la degeneración biológica y que a manera de ejemplo coloco para ser más gráfico; que es igual a la llevada consigo misma por la persona que no logra entender que en la vida estamos de paso y que es preferible que nos sigan las bendiciones de la gente en vez de los anatemas; culmina igualmente en una degeneración donde mira a todos por encima del hombro, de soslayo, en vez de aprovechar su existencia para aproximarse al alma humana. Con aroma de Romero cada Francisco, que sin llamarse imperiosamente como el Poberello de Asís pero que igual desarrolla una vida de hermandad y de trabajo, sin jactancia ni prepotencia es el ejemplo más franco de humildad. Crisanto Gregorio León Abogado crisantogleon@gmail.com

domingo, 6 de mayo de 2012

Nadie te pidió que lo hicieras
Crisanto Gregorio León

Con certeza usted ha escuchado alguna vez esta expresión, “nadie te pidió que lo hicieras”. , o alguien se la ha empuñado en su rostro como un argumento para desconocer su bondad o su buena acción.
Esa satisfacción espiritual que se siente en hacerle bien a alguien, pretende ser nublada con un verbo vejatorio e ingrato.
Y es que la persona desagradecida carece en su mente y en su corazón de los ingredientes necesarios para dimensionar la grandeza del espíritu de quien realiza gestos de amor y de entrega hacia ella. El desagradecido tiene un corazón sin memoria.
Para la soberbia del desagradecido, lo que haga el otro o la otra en su bien no tiene ningún valor y para nada cuenta; si no quiere reconocer que alguien le ha hecho favores o continuamente se ha amparado en los gestos y actos de amor de un benefactor.
No está bien desdeñar de las personas de quienes recibimos el bien, pues toda esa bondad que nos entregan y nos prodigan; con toda la energía divina que ellas comportan, podrían agitarse peligrosamente en nuestra contra como castigo por la maldad de un corazón desagradecido.
Si bien la manifestación del amor cristiano, ha de hacerse sin pedir nada a cambio; tampoco es justo que quien hace el bien, reciba de vuelta un acto de crueldad. Por eso ante el olvidadizo corazón del desagradecido bien vale la pena presentarle la lista de lo que ha recibido, de lo que ha aprovechado y de lo que se ha servido; y que acomodaticiamente quiere desconocer; para por lo menos estremecerle su alma, a ver si se salva; pues de desagradecidos está lleno el infierno.
De igual modo, cuando se hace el bien, o se conceden favores; estos deben caracterizarse por la buena deposición del ánimo en la entrega y en la acción, para que su manifestación esté invadida de buenas energías; pues no se agradece lo que se hace de mala gana o con el corazón lleno de hiel. Eso no merece agradecimiento, porque no se hace con amor sino con odio.
También "Es muy común recordar que alguien nos debe agradecimiento, pero es más común no pensar en quienes le debemos nuestra propia gratitud" Johann Wolfgang Goethe.
Ciertamente los favores no se hacen para que se agradezcan, sino por la convicción y la bondad del corazón, pues el favor pierde su esencia cuando el interés malsano lo impulsa. Pero tampoco hay que ser mal agradecido y devolver mal por bien. Muchas veces la gente recibe el favor de alguien y le devuelven desagradecimiento y hasta traición.
Un pensamiento de Martín Luther King recoge parte de este comportamiento humano: “Nada se olvida más despacio que una ofensa; y nada, más rápido que un favor”.

Abogado
crisantogleon@gmail.com
Eclesiastés 11:9 Alégrate, joven, en tu adolescencia, y tenga placer tu corazón en los días de tu juventud. Anda según los caminos de tu corazón y según la vista de tus ojos, pero ten presente que por todas estas cosas Dios te traerá a juicio. 10 Quita, pues, de tu corazón la ansiedad, y aleja de tu cuerpo el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad

viernes, 20 de abril de 2012

Súbita

por Crisanto Gregorio León La vida te hace algunos juegos inesperados, situaciones para ponderar, acontecimientos para reflexionar y pone al límite incluso tus emociones, te enfrenta con tus convicciones y te hace pensar sobre las emociones humanas; sus frutos y sus peculiaridades. En particulares ocasiones te preguntas y repreguntas en un exhaustivo interrogatorio, porqué la vida se presenta con esa naturaleza cargada de vicisitudes, para unos traspiés, para otros solo calibrar el tamaño de los afectos, la elocuencia de la aceptación yel perdón sobre lo que no tenemos por qué perdonar porque nadie nos ha llamado a ser jueces. Solo vivir y aprender a querer con tanta profundidad como la vida nos permita. El llanto y el desencuentro, una crisis que pueda turbarte y te alienta y te inmuniza y reflejas solo el sentimiento que aflora. Y entonces saber si en tu corazón hay cabida para el odio o para el amor, si tu pecho y tu mente guardan anhelos superiores a lo quede habitual en cualquiera sería una respuesta ordinaria. O en cambio, la pureza de tus sentimientos hacen mutis para entender y saber que nadie es mejor que nadie, que yo no puedo erigirme en un ser sin mancha, que yo soy tan pecador como a quien he osado lastimar aun sin quererle herir. Hay gente más pura y más sana, que como la concebimos en nuestra mente, que busca su espacio, que persigue sus sueños, que sobrevive en una ambiente muchas veces hostil y que como una grácil criatura de Dios en un mundo nuevo solo ha querido querer y que le quieran. Solo ha sabido amar aunque le hayan traicionado. Una víctima de las circunstancias y del inefable destino. “A veces las personas se pierden lo mejor de las personas”. ¿Y cómo entender esta aparente tautología? Pues simplemente, que cuando la gente se presenta en la vida de otras u otros llenos de candidez, ternura e inocencia, un modo de abandono puede herirlas de por vida y quitarles la alegría. Y aun cuando puedan encontrar la fortaleza por la templanza de su carácter, son personas que sufren por no haber sido valoradas y haber querido más allá de lo que alguien se mereció. En vez de cobijar, guarnecer de amor y llenarse de júbilo porque alguien así haya podido compartir en el escenario de la vida con su mundo de inocencia. Y ahora con las ansias de vivir y encontrar respuestas a la mala jugada de quien no valió la pena, porque tú jugaste limpio, no dejes “que esto te vuelva ciego o ciega para la virtud que existe”. No lograrán manchar la bondad de tu corazón, la pureza de tus sentimientos, y en tu camino siempre habrá alguien para quien eres su tesoro y quien te ama con llaneza. Es trascendental recordar que somos seres humanos y nada de lo que es humano nos es ajeno. Abogado crisantogleon@gmail.com

domingo, 25 de marzo de 2012

Oración a San Miguel Arcángel para pedir protección contra todo mal


Oración original a San Miguel para ser realizada sosteniendo un crucifijo en alto

(“Levanta el Crucifijo y reza esta oración con la señal de la cruz. Has esto en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Tú vencerás… Reza esta oración todos lo días, ya que la batalla es enorme…”)

Oh Glorioso príncipe de la Hueste Celestial, San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla y en el terrible combate que estamos librando contra los principados y Potestades del aire, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, en contra de todos los Espíritus del Mal. Ven en ayuda del hombre, a quien Dios Todopoderoso creó inmortal, hecho en ayuda del hombre, a quien Dios Todopoderoso creó inmortal, hecho a su imagen y semejanza, y redimido por un gran precio, de la tiranía de Satanás.

Pelea en este día la batalla del Señor, junto con los santos ángeles, igual que combatiste al líder de los orgullosos ángeles, Lucifer, y a su hueste apóstata, quienes no tuvieron poder para resistirte y tampoco hubo ya lugar para ellos en el cielo. Esa cruel serpiente antigua, llamada el diablo o Satanás, que seduce al mundo entero, fue arrojada al abismo junto con sus ángeles. Mira, este enemigo primitivo y asesino del hombre ha tomado fuerza. Transformado en un ángel de luz, anda alrededor del mundo con una multitud de espíritus perversos, invadiendo la tierra para borrar el nombre de Dios y de Jesucristo, apoderarse, asesinar y arrojar a la eterna perdición de las almas destinadas a la corona de la gloria eterna. Este malvado dragón vierte, como la inundación más impura, el veneno de su malicia en los hombres de mente depravada y corrupto corazón; el espíritu de mentira de impiedad, de blasfemia, y de aire pestilente de impureza, y de todo vicio e iniquidad.

Estos astutos enemigos han llenado y embriagado con hiel y amargura esta Iglesia, la esposa del Inmaculado Cordero, y han puesto sus manos impías en sus más sagradas posesiones. En el Santo Lugar, en donde la sede de San Pedro y el asiento de la verdad han sido colocados como la luz del mundo, ellos han levantado el trono de su abominable impiedad, con el designio inicuo de que cuando el Pastor sea herido, también las ovejas pueden ser heridas.

Entonces levántate, oh Príncipe invencible, dale ayuda al pueblo de Dios en contra de los ataques de los espíritus perdidos. Dale la victoria al pueblo de Dios: Ellos te veneran como su protector y patrón; en ti la gloriosa Iglesia se regocija con tu defensa contra el maligno poder del infierno; a ti te ha confiado Dios las almas de los hombres para ser establecida en bienaventuranzas celestiales. Ora al Dios de la paz, para que ponga a Satanás bajo nuestros píes, derrotado para que no pueda más mantener al hombre en cautiverio y lastimar a la Iglesia. Ofrece nuestras oraciones a la vista del Altísimo, para que pronto pueda encontrar misericordia a los ojos del señor; y venciendo al dragón la antigua serpiente que es el diablo y Satanás, tú nuevamente lo pongas cautivo en al abismo, para que no pueda ya más seducir a las naciones.

Amén.

L: Miren la Cruz del Señor; y sean dispersos los poderes enemigos.
R: El León de la tribu de Judá ha conquistado la raíz de David.
L: Qué tu misericordia esté sobre nosotros, oh Señor.
R: Así como hemos tenido esperanza en Ti.
L: Oh Señor, escucha nuestra oración.
R: Y deja que mi llanto llegue a Ti.
L: Oremos
Oh Dios, Padre nuestro, señor Jesucristo, invocamos a tu Santo Nombre, y suplicantes imploramos tu clemencia, para que por la intercesión de la siempre Virgen María, Inmaculada Madre nuestra, y por el glorioso San Miguel Arcángel, Tú te dignes ayudarnos contra Satanás y todos los demás espíritus inmundos, que andan por el mundo para hacer daño a la raza humana y para arruinar a las almas.

Amén.

Fuente: Libro de la Devoción a la preciosa sangre de Nuestro Señor Jesucristo.

miércoles, 14 de marzo de 2012

El desapego mal entendido

Crisanto Gregorio León

"Mientras unos siguen viviendo “felices” con sus trucos, sus engaños y sus placeres de ocasión; otros, los que son fieles, los que aman, dejan una huella que no puede pasar indiferente.”
Valga este introito para hacer alusión al desapego, no desde la visión con la cual los terapistas y especialistas describen como una forma de sanar las heridas. ¡No!, me refiero a quienes toman el desapego como la excusa perfecta para vivir promiscuamente, para cambiar de pareja indiscriminadamente teniendo relaciones efímeras; argumentando para ello que el apego no es bueno, así no se apegan a nadie y dejan abierta la ventana de la contaminación física y espiritual. Entretanto viven apegados al desorden moral y emocional que no les deja enrumbar definitivamente sus vidas. Probando aquí y probando allá, en un solo “vacilón”.
Entre mentiras y sobresaltos, con una vida llena de interminables parejas, blanden la bandera del desapego para continuar una borrachera moral, aduciendo ingenuidad e inocencia e incluso a Dios como baluarte de su integridad; no porque realmente sea así, ni porque tengan esa convicción, sino porque quisieran que el mundo les viera como a alguien con virtudes santas. Creen que les preocupa la reputación propia y realmente les vale un bledo, con una conciencia deplorable en la que aprovechándose de las personas, no les importa lastimar a nadie, sin advertir que se hacen daño a si mismas o a si mismos.
Así hay personas que convierten sus existencias en un jueguito peligroso en el que les falta muchas experiencias por vivir y no pueden permitirse quedar ancladas en nadie “porque el apego no es bueno”.
Iniciar y terminar relaciones constantemente como un círculo vicioso, bajo el argumento de que “el apego no es bueno”, es una manera de escabullirse de una realidad latente, “la inconstancia moral”, creyendo engañar a otras u otros, pero “no se engaña a quien se sabe engañada o engañado.”
La fidelidad es la clave para resolver esta desviación de la moralidad, seguirla es el deseo que nace en quienes quieren ser felices de verdad, en los que buscan amar en serio, romper con la mediocridad y el oportunismo, vivir aquí, en esta tierra, con los ojos puestos en el cielo, donde el amor brilla con tal fuerza que no hay lugar para ser infieles. ¿Es posible traer un poco de ese cielo a nuestra tierra hambrienta de amor y fidelidad?".
Hacer un alto en cambiar de pareja es sano física, moral y espiritualmente; en vez de desestimar las posibilidades que el destino nos presenta, saliéndonos por la tangente blandiendo “el desapego mal entendido”.
Abogado
crisantogleon@gmail.com

jueves, 19 de enero de 2012

Anclajes

Crisanto Gregorio León

Por nuestras vidas pasan muchas personas; unas nos valoran y nos prodigan amor, otras son inocuas, no aportan ni quitan, solo se presentan y se van sin alterar de ninguna manera tu espíritu; otras son como un placebo, inofensivas pero con un efecto sugestivo benéfico así no hagan nada.
Algunas surgen en el escenario de nuestras vidas con la idealización que le otorgamos subjetivamente, desde la aspiración que sean como nosotros pensamos y tarde o temprano descubrimos que habíamos hecho una construcción artificiosa desde la admiración o el amor, del cual sacaron provecho y se zafaron acomodaticiamente porque su imagen existía solo en nuestra mente, porque esas personas poseían una esencia distinta a la que habíamos diseñado. Porque los trazos de su personalidad ya estaban delineados cuando se tropezaron con nosotros, previa a la concepción que nos habíamos hecho.
Como la joven enamorada que encumbra a un hombre que con astucia y engaños le roba la tranquilidad, le es infiel, le hace dilapidar sus ahorros y le regala cartones sin valor y que ella como un síndrome no deja de mencionar su nombre en cada referencia masculina; la gente diseña seres contrarios a la exacta naturaleza de estos y luego ellos mismos se encargan de dejar en claro que eran la unión de muchas piezas que apiñamos en nuestros corazones o en nuestras mentes pero que solo eran eso, una idealización.
En esa vorágine de la vida, hay quienes Ignoran a quien les quiere, quieren a quien los ignora, aman a quien los hiere e hieren a quien los ama. Y pierden la autoestima añorando a esa persona que les generó esa sensación de soledad, de abandono, de miedo y minusvalía.
Hay quienes pasan por tu vida dejando dolor, mientras hay quien te valora, tú solo quieres que te valore quien no te toma en cuenta, la incomprensible naturaleza humana queda en ocasiones anclada en episodios que no te dejan fluir hacia otros horizontes.


Abogado
crisantogleon@gmail.com