sábado, 3 de noviembre de 2007

EDUCACIÓN CAVERNARIA


Crisanto Gregorio León


Para abordar este tema, evoco un pensamiento de César de Echague: “Al que vive en esta época e insiste en creer que puede portarse como si viviera en el pasado, le ocurre lo mismo que el que mira hacia atrás y camina hacia adelante: acaba tropezando y partiéndose la cabeza”.
El despotismo docente en el aula universitaria, así como en cualquier nivel o modalidad educativa, es un estadio del terrorismo de la educación, propio de la época del oscurantismo, que avergüenza a los auténticos docentes y a quienes impulsan una verdadera reforma y preconizan un pensamiento liberador. Seguramente ante tan devastadora realidad Paulo Freire se estará revolcando en su tumba.
La permanencia en las aulas de docentes despóticos, cuales camaleones que se camuflan según las circunstancias pero que siguen siendo el mismo lagarto prehistórico, es un ultraje al pensamiento universal de avanzada, es una trampa que contradice el discurso del constructivismo u humanismo que sirve de sebo para capturar la matricula de ingreso, pero que una vez confrontada la realidad nos encontramos con docentes pigmeos atascados en la era de los dinosaurios y que con indumentarias de trogloditas no han ni siquiera descubierto el fuego y contradictoriamente se mantienen en las tinieblas de un pensamiento rancio , amañado, caprichoso, impulsivo y punitivo.
El salvoconducto del docente despótico para infiltrarse como un profesional de aptitud y actitud latitudinaria y de vanguardia, es la utilización de la literatura más reciente en materia de avances y pensamientos modernos o posmodernos en educación, pero que solo es la trampa para sorprender a los incautos, pues pregonando lo que la población estudiantil espera escuchar en la educación del siglo XXI, con la mayor perversidad se ejercita el pensamiento despótico de quienes aún están anclados en otrora cuando se castigaba con reglazos y de rodillas sobre maíces ; representan anacronismos en la educación.
Los docentes despóticos para no quedar en evidencia o cuando están en peligro de extinción, seducen estratégicamente a quienes según ellos pudieran comprometer su reputación otorgando hipócritamente concesiones de las cuales están convencidos o convencidas que no se merece el estudiante, pero que constituyen el gambox idóneo, para seguir sorprendiendo la buena fe del resto de la población universitaria estudiantil y profesoral que está ávida de una educación latitudinaria.
Un discurso incoherente con en el verbo y el ejercicio docente, cual levadura de fariseo, constituye el virus letal y la contradicción en si misma que justifica el desensamblaje del aparataje que hasta ahora ha imperado como veneno letal y deshumanizante suministrado entre otros por docentes despóticos.
En su carta a los corintios, escrita en la temporada de la Pascua, el apóstol Pablo exhortó: "Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad" (1 Corintios 5:8).

Abogado
crisantogleon@gmail.com


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