sábado, 3 de noviembre de 2007

EL MINISTERIO FISCAL AMBIENTAL


Crisanto Gregorio León

Sin abstraernos de la fundamentación que natura le impone al hombre sobre el planeta, en cuanto la incumbencia de resguardar la única tierra que tenemos, el llamado planeta azul; los gobiernos del mundo interesados en la preservación del hábitat han promulgado con principios constitucionales la legislación ambiental tendente al cuidado del aire, las aguas, la flora, la fauna, la tierra propiamente y para esa tarea está diseñada también la legislación patria.
Como garantes de la observancia de las normas que propenden a la protección y conservación del ambiente, se desempeñan profesionales con especial conciencia sobre la delicada labor que implica respetar el entorno y sobre la inconveniente irrupción en el medio ambiente por la trascendencia del impacto ambiental que pudiera trastocar la armonía de los ecosistemas y/o el equilibrio de la calidad del aire, la calidad del agua, en fin de la ecología total.
Asumir la defensa del ambiente, como un débil jurídico que no habla, pero que se expresa por sus síntomas cuando se pudre y descompone por la inconsciente acción del hombre, es una loable tarea en la que se suma la mejor buena voluntad en obsequio del propio hombre para contrarrestar su acción depredadora.
Vista por tanto la acción de la Fiscalía del Ministerio Público con competencia en materia ambiental como la necesaria protectora de aquello que permite la sustentación de la vida, es comprensible la sui géneris calidad humana de quienes llamados a ejercer un oficio de tal magnitud no desmayan en la persecución del restablecimiento del equilibrio ambiental por obra de la ley.
Así, el ministerio fiscal como vigilante ambiental está consubstanciado con la necesidad de mantener impoluto el planeta y especialmente en Venezuela con la asunción de una férrea defensa de los ecosistemas en los que cabalga el futuro del país, sus bellezas naturales y la biodiversidad; la conservación y defensa de la majestad natural de los paisajes, junto a la esperanza de un futuro mejor.
Pero de nada sirve tanto apostolado fiscal, si no nos comprometemos todos con ímpetu a coadyuvar al rol proteccionista, solo con la investidura que nos da ser hombres y mujeres de esta patria de Bolívar y de cuya pluma heredamos un pensamiento conservacionista, como comprensión de lo que significa querer a nuestro entorno.
Si bien el estado nacional, como guardián de sus propias riquezas naturales que en función de su utilización adecuada sin desmedro del medio ambiente ha concebido un sistema de contrapesos para garantizarse el no-desmembramiento y no-aniquilamiento de su propio patrimonio natural para provecho de su pueblo, es a este último a quien le corresponde ser celoso defensor de ese cometido racional; pues la conservación del ambiente es una tarea de todos.
Entendamos pues al ministerio fiscal ambiental que como personificación del Ministerio Público, constituye la piedra angular legal, en la que está comprometida el respeto al ambiente.

Abogado
crisantogleón@gmail.com

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