sábado, 3 de noviembre de 2007

APOSTILLANDO

APOSTILLANDO
Crisanto Gregorio León

A propósito del artículo de opinión del médico Manuel Teruel del lunes 05/09/05 publicado en este diario, el connotado galeno solo asoma la punta del iceberg.
El honorable ortopedista se quedó corto en sus apreciaciones, cuando mayores barbaridades hacen dudar de la vocación de muchos que ejercen la noble profesión médica y en donde ni el dolor humano, ni el respeto a la vida son precisamente la divisa que engalanan a quienes así proceden y que de la profesión desdicen no solo por su anti-título sino por su anti-ética.
Muchos avergüenzan el ejercicio de la medicina y deshonran el especial ministerio que decidieron emprender como el deber ser. Tales verdades como las descritas en su artículo no pueden llamarse sino un atraco a mano armada planificado conscientemente por un médico o una médica que sin escrúpulos quiere obtener a cualquier costa bienes materiales para hacerse prontamente de lo que no es capaz de obtener con honradez y ética.
¿Que podría usted pensar de un médico o médica que va en su automóvil y observa en la circunvalación a un herido producto de una colisión vehicular y pasa de largo sin prestar su auxilio haciendo caso omiso del ser humano que necesita de una asistencia inmediata? ¿Dónde está la ética y el juramento hipocrático en momentos así?
¿Que opinaría usted de una médica que practica el aborto de manera activa y pasiva, es decir en ella misma y en otras mujeres? O de la médica que justo al morir una anciana, se encierra y no deja pasar a los familiares, para practicar un entubamiento en la recién occisa y en ello la desgarra toda, porque al fin ya está muerta. Pero, ha obviado los permisos de los familiares y el cuerpo no ha sido donado para estudios.
¿Que podría opinar de un médico o de una médica que sabiéndose portador o portadora de una enfermedad de transmisión sexual o (ETS) practica el sexo indiscriminadamente con quien le venga en ganas, sin el menor remordimiento de conciencia?
Imagínese al médico o la médica que trafica con los récipes y los vende para lucrarse, sin importarle el daño que causarán los fármacos prescritos.
O percátense de quien sin tener mayor experiencia gana un concurso haciendo uso de cuanta artimaña pueda, así tenga que ofrecer su cuerpo como pago para el cargo.
En este largo peregrinar de títulos sin honor, donde ha sido vox populi la fuga de exámenes en la facultad de Medicina y salen a ejercer la profesión muchos sin tener la mínima idea de la ética, entonces, ¿qué podría esperarse de muchos graduados que blanden el título o su condición de médico como si se tratase de un hallazgo en una caja de detergente?
Pareciera que ser médico , se ha convertido en algo tan trivial como portar el celular de última generación o el carro último modelo , porque ello da pinta o da nota ; pero la ética y la vocación son estorbos que ya pasaron de moda.
Mayores requisitos debieran cerrar la entrada a los aspirantes a ser médico o médicas, y mayores elementos de convicción debieran exigirse al momento de postularlos a un cargo de esa naturaleza, como mayor revisión conviniera hacerse en las credenciales de quienes aparentemente ganaron concursos para atender a la población venezolana en los entes públicos dispensadores de salud.
Hay muchos médicos o médicas jóvenes y viejos que tienen verdadera vocación, pero hay unos cuantos que con su conducta oculta dejan mucho que desear.

Abogado
crisantogleon@gmail.com

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