jueves, 11 de enero de 2018

Los dueños y los caporales…


Crisanto Gregorio León
                Paradójicamente los caporales venían de la peonada y aunque el administrador de la hacienda honestamente lo advertía,  no podía hacer mayor esfuerzo ante unos oídos sordos y ante unos ojos ciegos porque dejaron la hacienda a la disposición de unos sátrapas.
            Los dueños no entendían las razones de la destrucción de la hacienda que tantos beneficios les brindaría por años; pero no leían ni el metalenguaje, ni el contexto,  ni el texto detrás del texto, ni escuchaban consejos o por los menos esas exhortaciones no llegaban a ellos porque eran filtradas por capataces amañados y llenos de vicios que corrompían la imagen y la economía de la hacienda, bueno; eso quería creer la peonada.  Los dueños les estaban dando crédito a las personas equivocadas y la hacienda, ese patrimonio familiar  estaba siendo desbastado por muy malas personas.
Los caporales que gozaban de la confianza de los dueños habían logrado que los mejores peones se fueran de la hacienda y la gente que con pasión se entregaba a las labores  huían y la producción mermó y el prestigio de aquella tan hermosa visión familiar, se estaba yendo al precipicio porque se negaban a ver en los síntomas una gerencia oscura de gente que solo los halagaba pero que no administraban con criterios científicos ni gerenciales, sino que  imponían sus caprichosas sin razones llenas de mezquindad obedeciendo a roscas constituidas y gente infiltrada que hacia negocios ilícitos dentro de los negocios lícitos de la empresa familiar para beneficio de grupúsculos y en desmedro de la finca.
Los amiguetes se llevaban las mejores horas de trabajo y se adjudicaban las mejores faenas, mientras que a los que advertían a los dueños de la mala gestión de los capataces  de la hacienda, a esos los desmejoraban de tal forma en el trabajo para que  se fueran y no lograran advertir a los dueños de la forma en estaba siendo destruida  la hacienda y maltratada la  peonada. Pero los resultados estaban a la vista y no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Era como el amo de una casa que maltrataba a sus habitantes y después que se quedaba desolada el dueño quería achacarle las culpas a los vecinos y a factores externos exclusivamente sin aceptar que la hacienda estaba siendo destruida desde adentro por algunos de sus capataces.
Todo era un ropaje aparente para dar visos de eficiencia, pero eran los resultados en la economía de la hacienda los que les estaban dando a los dueños los indicadores de la mala gestión de los capataces y caporales. Pero los dueños no querían entender y ni siquiera aceptar ni mucho menos imaginar que por sus desacertadas decisiones, quienes regentaban la hacienda  habían apostado a que esta perdiera  a sus mejores clientes, a sus mejores trabajadores y habían logrado maquiavélicamente la disminución  de los ingresos del patrimonio familiar a tal punto que hasta por haberse fracturado la economía de la finca tuvieron que suprimir esos alegres festejos que en otros tiempos daban a su peonada.
            Habían puesto los dueños su mayor patrimonio en gente con doblez que ni siquiera aplicaba en provecho de la hacienda lo que habían aprendido en años de preparación para esos fines. Lo que privaba en los caporales eran sus propios caprichos , los intereses de una rosca y de un grupo y sus sectarias visiones de sus petulantes imágenes, llenas de jactancia y prepotencia y con una fingida humillad ante los dueños gerencian la hacienda con pavoneos ,  mientras los peones que tenían el conocimiento para mantener la producción y conservar a los clientes,  para generar provechosas ganancias a la hacienda, esos peones estaban siendo vapuleados y no les quedaba opción que irse porque no eran escuchados. Y solo una rosca maligna controlaba la hacienda haciéndola pedazos,  mientras los que realmente tenían el conocimiento y las habilidades en los asuntos del agro y la ganadería al ver que ni a los dueños les dolía la pérdida de su patrimonio, no había nada más que hacer.  

crissantogleon@gmail.com
Abogado- escritor.

lunes, 1 de enero de 2018

The septenio ...

The septenio ...
Crisanto Gregorio León

            When Joseph was asked to interpret Pharaoh's famous dream, in which seven ugly and skinny cows devour seven fat and beautiful cows, he predicted seven years of abundance, followed by seven years of famine, for which he recommended stockpile goods during good years.
            However, the story that follows very little of the interpretation that Joseph warned the pharaoh, in a balance between gratitude and complaint, came out winning the complaint and ungratefulness is what reigns in the heart and mind of our actress.
It happened that for a septenio a man had been in charge of studies, food, clothing, transport, recreation and spiritual support of a young woman who had seduced him with his innocent and harmless appearance, which made use of the female tricks to capture the unwary. This man endured even her imbalances, her bad habits, her lies and even ignored the reputation that preceded her as a nympho who starred in outrageous orgies wherever she went. A young woman of humble origin but with a proud personality who forgot how technology captured her exploits.
She had been designed by hand, in the art of pretending, in the cunning of cheating and in the ruse to manipulate. She knew of the public power that flowed from her gentle and sweet appearance, but in the private she was vulgar and rude, pedantic and boastful, which clashed with her figure and appearance of white bonitura. Something like Satan disguised as Lucifer, where the angel precedes the devil but devil and angel are one. A sly young woman whose debaucheries were an open secret, but he accepted her, educated her, guided her and became more his father than his husband.
But it was a broken pot, nothing of the good that was thrown in it germinated, because its box of values ​​was born altered and its environment strengthened its spiritual and behavioral deformations.
It filtered through decent, good-hearted people and it went unnoticed that it had such a lost personality.
Already graduated in the university, this man was not useful to him and it left it. Then it happened on an old night that he was in hospital bed seriously ill and she left him to his fate and mocked him. As by the grace of God this man recovered and the unwary continued with her, until another old night in which he asked for food because he had been three days without food and decompensated, with a bitter pain suffered by his soul for the departure of his young woman and as it was his habit to feed her, he thought that the young woman would do it with pleasure and like someone who serves another with respect and gratitude, but she brusque, rude, haughty and ruthlessly answered him with an interrogation. What do you want? keep up?
For she argued to leave exposed to his fate to that man who took advantage for seven years. Yes, you say you fed me but you did not take me to more fancy restaurants, you said I had dressed but I wanted designer clothes, you said to have transported me but I wanted you to do it in a hummer and also wanted it for me, you say I walked but the walks were not enough I wanted to travel the world, if you say you gave me spiritual encouragement but you had to put up with my deceptions and my insults and my infidelities and say you have graduated but I wanted the most expensive university and the last generation phones and she cursed him. In that sense, the unjust complaints were greater than the acknowledgments, seeing her always the glass half empty and without praising the good that she received from that man.
And God returned to the young woman her own curse, which for seven years has to suffer great health breakdowns and terrible miseries will fall on her until she purges her wicked heart and her ungratefulness. And so it is fulfilled.

crissantogleon@gmail.com
Writer.