lunes, 9 de mayo de 2011

MUJER RICA QUE MANDA Y GRITA/Crisanto Gregorio León (*)
Lunes, 09 de Mayo de 2011

En casa de mujer rica, ella manda y ella grita; refrán del cual podemos asimilar una lección de vida.

Mientras la altanería y la soberbia opacan la propia condición humana, mayor depredación sin con ella se arrebata la calma del espíritu de quienes nos rodean.

La conciencia mareada por los efectos etílicos del dinero, la posición y el poder, impiden aceptar que los demás son también dignos de respeto y consideración.

Solo los espíritus inferiores se dejan embriagar y dominar por la eventualidad de una posición, llevándolos a cometer toda clase de barbaridades en contra de quienes necesitados o constreñidos no tienen otra opción que “armarse de paciencia” para no perder por ejemplo un puesto de trabajo.

¿Acaso no es más hacedero dejar el dulce sabor de una sensibilidad mejor evolucionada?

Hay que sacarle provecho positivo a la posición, al dinero y al poder, para obtener la máxima puntuación en la evaluación que nos hacen nuestros semejantes.

Quien no haya tenido la enriquecedora experiencia en su cotidiano acontecer, de colocarse en los “zapatos del otro u otra” sopesando las consecuencias despiadadas de un desatinado proceder y una desacertada decisión en las relaciones humanas, debería hacer una calistenia de “cómo ser mejor persona”, para que su paso por esta existencia sea recordado con agrado y beneplácito, en vez de ser perseguido por los anatemas que insistió en cosechar.

Si ingerimos el cóctel que envenena la conciencia y desvanece el sentido de humanidad; dejándonos seducir por su efecto narcótico en perjuicio de nuestros semejantes, entonces nos convertiremos en seres oscuros, y en estado de penumbra nadie se acercará a nosotros precisamente por nuestra sensibilidad y altruismo, y jamás será auténtica toda relación con las demás personas.

Las mentes y los espíritus superiores catapultan su mejor posición para dejar huella de humanidad y confraternidad, evitando destruir; procurando más bien un rastro de agrado y bienestar, donde la armonía y el equilibrio sean características en la sensatez que solo otorga la madurez de conciencia.

Toda deuda con el pasado es contraproducente, porque en el momento más inesperado la vida se encargará de cobrarla. Y peor dolor que sean seres inocentes quienes hereden el peso de las fechorías de los que emborrachados por el cóctel de la posición, el dinero y el poder; se resisten a cambiar su actitud ante la vida.

Ah, pero cada ingrediente del cóctel, es embriagador por si solo y si no es utilizado con sentido de humanidad, hará un déspota de cualquier persona, como a la mujer rica que manda y grita.

Una dimensión constructiva del poder es aquella que lo concibe como la fuerza interior que todos tenemos y que nos permite el autodominio. Si logramos dominar nuestros demonios internos, entonces podremos ser capaces de evolucionar hacia la construcción de un hombre y una mujer nuevos, aptos para dimensionar en el otro u otra el reflejo del propio yo, y nuestra mente, espíritu y conciencia se irán despojando de todo aquello que nos asemeja a bestias irracionales.

Según Lao Tse, “aquél que obtiene una victoria sobre otro hombre es fuerte, pero quien obtiene una victoria sobre sí mismo es poderoso”. Ojalá podamos dominar en nosotros a la mujer rica que manda y grita.

Todo aquel que posea el cóctel, o uno de sus ingredientes aunque sea por poco lapso de tiempo y lo use de manera inhumana, al final sus efectos nefastos lo perseguirán como el cobrador a la deuda.

(*) Abogado

crisantogleon@gmail.com

domingo, 8 de mayo de 2011

El nacimiento de El Salvador

Por Crisanto Gregorio León

Nacimiento excelso del niño Salvador, para recibir la inocencia que nos hace realmente libres. Es la buena nueva para mostrarse conforme lo hizo cuando hombre con Nicodemo en la explicación del renacer en el espíritu. Volver a ser como un niño para entrar al Reino de los Cielos. Germinemos con la ingenuidad de un infante para saborear los delicados manjares celestiales.
Amor en la conjunción con El Paráclito, apresurado en el socorro de quien con fe lo invoca; en afectuosa protección cuando tenemos auténtico propósito de enmienda en actos de constricción. Genuino abrazo fraterno presente entre los hombres y las mujeres de buena voluntad, pródigos en la entrega cristiana.
Ternura inagotable en la paciencia del Dios Padre, quien tarda para la cólera y es grande en misericordia. Con un corazón dispuesto para regalarse sin medida, con candorosa sonrisa y bondadosa magnificencia viniendo al encuentro con los brazos ansiosos para el arrepentimiento.
Inconmensurable bendición para la humanidad, en tanto el niño sea recibido como señal para el comienzo de un nuevo caminar hacia el perfeccionamiento del espíritu, en la trasformación de cada cual para ser una mejor persona. Conquistando la montaña del perdón, como sanación de las heridas propias y ajenas, liberándonos de los odios y rencores.
Venturoso Salvador con deseo de habitar en los corazones, para derrotar nuestras miserias en una gloriosa noche de amor y de paz. En una extensa y larga noche buena, en el acontecimiento de recibir la luz del mundo, para que el día y la noche sean luminosos en la existencia del hombre por obra del hijo de Dios.
Inigualable Señor de Señores, Rey de Reyes, emperador y hacedor del universo, que naciendo en humilde pesebre, nos invita a echar de nuestras vidas el orgullo, la prepotencia y la jactancia. El único Dios verdadero que da ejemplo de sencillez y modestia para vergüenza de los ensalzados.
Divino niño, futuro cordero y holocausto del padre para purificar la tierra. Mansedumbre en su destino para salvar al hombre del pecado que le da muerte. Gracia inefable cuyos pucheros son lamentos de dolor por el hombre pecador.
Anhelado compañerito de juego para otros niños, y para los adultos que con corazón de niños, se acercan al padre por su esencia de niños. Es la agradable presencia del hijo del eterno entre los bienaventurados, por cuyas acciones se regocija en Él.
Dios en la tierra a través del hijo, un regalo del cielo para reunificar la humanidad en comunión con el padre. Así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por Él vida eterna.

crisantogleon@gmail.om

lunes, 2 de mayo de 2011

Un hombre, una familia feliz
Crisanto Gregorio León

Un hombre poseedor de una bella familia, que de pronto se vio afectada por vicisitudes que contrariaron la continuación de una existencia feliz, restituye rápidamente su hogar, al decretar por amor la sanidad de sus hijos enfermos y la protección divina para ellos , junto a larga vida para su esposa.
Su hijo menor sufría de un virus que por obra de Dios desapareció de su sangre, para tener larga vida sobre la tierra. Su hijo, tan idéntico a su padre pero con diferencias existenciales, por intervención de lo alto logran reconciliarse y el hijo honra al padre como nunca lo hubieran pensado.
El joven termina su carrera universitaria, siendo un profesional exitoso, obtiene su propia casa y contrae matrimonio con una linda mujer que le da larga descendencia.
Su bella y hermosa hija que vivía como autista en un mundo que le era extraño por no saber diferenciar lo real de lo ficticio, logra tomar las riendas de su vida y despierta a una existencia normal que la incorpora rápidamente a la felicidad de las chicas de su edad, a los estudios, a la obtención de una profesión, graduada con honores y casada felizmente para procrear hijos sanos y bellos nietos para la felicidad de la familia.
Este hombre feliz recupera el amor de su bella esposa, manteniéndose juntos hasta que la longevidad de los años se los lleve a ambos, disfrutando de los hijos, de los nietos y de los biznietos; de la alegría del amor profundo que Dios hizo volver y permanecer entre ellos.
Al decretar la felicidad de su familia y la unión permanente entre sus miembros por el amor profundo que guarda en el corazón de esposo y de padre, desaparecen las desgracias que estaban oscureciendo la felicidad.
El amor, los mejores sentimientos y deseos para los suyos, para su hijo, para su hija y para su esposa, borra los negros nubarrones que parecían cubrir aquella familia y lo restaura a él como cabeza del hogar en el significado bíblico y su mujer consecuente con los mandatos divinos es la compañera perfecta para aquel varón en obediencia a Cristo.
El hombre feliz rectifica lo que hubo de rectificar y mantiene una unión sostenible de amor y fusión perfecta entre los miembros de su hogar, desencadenándose una reacción , de felicidad, de armonía, prosperidad y bienestar entre ellos.

crisantogleon@gmail.com


Abogado