domingo, 11 de noviembre de 2007

IMAGEN POLICIAL

Crisanto Gregorio León


En materia de seguridad ciudadana ningún gasto es superfluo, pero léase bien, en materia de seguridad ciudadana.
El quid del asunto radica en la efectiva utilización que se haga de los bienes que se adquieran para la seguridad ciudadana, si es que ellos van a ser instrumentos de efectiva lucha contra la criminalidad y la delincuencia o su uso tendrá parámetros selectivos, según se trate de la disposición del ánimo o de las tareas que se asignan realizar con los bienes cuya compra tuvieron como fundamento o justificación, la “seguridad ciudadana”.
Sí, es verdad que la imagen de la policía cuenta, pero no solo la imagen propagandística, aquella de poses para revistas, periódicos y televisión, no solo basta la impregnación visual de un cuerpo policial bien trajeado, donde cada elemento carga por lo menos 8 kilogramos de peso entre el uniforme, chaleco, armamento y condecoraciones, sin olvidar los Ray Ban , ¡no! , no basta con camionetas, motocicletas, vehículos, la brigada canina y helicópteros de última generación, que solo sirvan para pavonearse por la ciudad o por los barrios para levantarse a las chicas. ¡No! , no es suficiente decir de la boca para afuera que el municipio tal o cual cuenta con una policía con estos y aquellos adelantos tecnológicos, si a la hora del te, no hay te.
¡Descarrío mayor!, tener una policía local que se ufane de su presentación personal, de la pose de alerta e intimidación, cuando al presentárseles situaciones reales donde se justificaría su presencia y existencia, entonces esquivaran el enfrentamiento, y empezaran a hablar por claves para impresionar el oído del ciudadano-victima quien sería capaz de apostar que lo están ayudando, cuando lo que pudieran estar haciendo - y que jamás me atrevería a afirmar- , es dar la voz de retirada.
¿Y entonces? , ¿Para que sirven las motos, los vehículos, las camionetas y los helicópteros?, ¿Para que tanta pinta en los uniformes y la postura de alerta?
Dicho de otro modo, verbigracia ¿que objeto tiene que un ciudadano mantenga en su casa como guardián a un doberman bellísimo, de pedigrí, operado del rabo y de las orejas, con pose y elegancia de campeón? , que cuando ve a un perro criollo de esos fogueados en peleas callejeras, entonces se esconde con el rabo entre las patas y lo deja entrar y demarcar territorio con las micciones pertinentes, comerse el almuerzo que estaba servido para los dueños de casa y después solo observa como al fin y para su salvación, el can se va sin ni siquiera un rasguño. Y entonces, cuando llega el amo, el Doberman ladra bestialmente para impresionar……porque todo era pura pose, pura imagen, puro cuento.
Lástima del dinero invertido en el doberman, de las vacunas, de los alimentos importados, de la cadena y del entrenamiento, puro gasto superfluo, pura pérdida.

Abogado
crisantogleon@gtmail.com




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