viernes, 12 de septiembre de 2008

Ambiente Laboral

Ambiente laboral
Crisanto Gregorio León


Superiores, subordinados o iguales, determinante en las empresas de avanzada es el ambiente laboral y las relaciones interpersonales, de donde el clima organizacional se optimiza por la altura del trato entre los hombres y mujeres que integran la familia de trabajo.
Valorar las competencias y virtudes de los compañeros, más que abrir una brecha persiguiendo deficiencias; comporta la sinergia organizacional para el éxito, donde la vinculación de las diversas tareas mantiene la conexión organizacional y departamental, por el hilo conductor de la sumatoria del esfuerzo de todos.
La afabilidad y cordialidad, con amplitud cooperativa coadyuvan a determinar en un ambiente fresco, las dificultades que pudieran frenar el empuje organizacional, con una actitud positiva de donde se puede deducir, que ninguna traba es propiciada por compañeros de trabajo. Es allí donde cada cual ha de imprimirle a la convivencia laboral la mayor resolución y la mejor actitud, derrotando posturas negativas e impulsando el triunfo organizacional.
Por lo que es medular no desestimar o desaprovechar el espíritu de cooperación independientemente de donde provenga. A veces de quien menos se cree, vienen las mejores ideas.
No estar de acuerdo con una postura de algún compañero, no debe dar pie para irrespetarlo. Por encima de todo, nunca deben faltar la cortesía y los buenos modales.
La participación de todos, hace sentir a cada cual, parte real de la empresa y alimenta su sentido de pertenencia. ¡Hay que escucharlos! , por lo que deben establecerse estrategias donde cada cual vierta su opinión sin esperar por ello una consecuencia negativa, sino mas bien un reconocimiento por su aporte.
A manera de reunión de familia, donde cada uno expone su punto de vista, las relaciones entre compañeros de trabajo pueden ser evaluadas, cuando algo perturba el sano engranaje del ambiente, contaminándolo en perjuicio de todos.
El peor enemigo es el chisme, por el cual se ponen a tambalear la reputación de las personas, su imagen, su buen nombre o su moral. Quienes se dedican a ello se autodesprestigian, cuando equivocadamente piensan que es una manera de compartir y peor aún de matar el tiempo, cuando a la empresa se va es a trabajar.
Aberrante es crear inquina entre compañeros, pues le resta energía y empeño a mejores actividades para el éxito de la empresa.

Abogado
crisantogleon@gmail.com

!CUIDADO VECINO!

¡Cuidado vecino!

Ciertamente el dicho: más vale un buen vecino, que un hermano lejos; refleja la solidaridad cuando se necesita una mano amiga y el sentido de colaboración entre quienes comparten una comunidad, donde todos velan por la tranquilidad, armonía y bienestar local; surgiendo sentimientos de afecto y confraternidad. Siendo determinantes los ejemplos y las costumbres. Por su influencia en la forma de vivir, un antiguo adagio nos advierte que antes de tomar casa donde morar, se debe mirar su vecindad.
A veces quien no te imaginas puede devastar la moralidad de los hijos, aparentando una amistad bajo el cobijo de una alcahuetería y solapamiento de los malos hábitos como si estos fueron los buenos.
Cómo pueden los hijos pensar que los padres preocupados por ellos desde su nacimiento, dándoles protección, amor, estudios, educación, alimentos, invirtiendo toda una vida en hacerlos hombres y mujeres de bien, puedan querer algo malo para ellos o aconsejarles en su perjuicio. Si bien nunca falta quien de un buen consejo, tampoco falta un perverso que se aproveche de los momentos de vulnerabilidad de los hijos por alguna contrariedad en el hogar, para fingirles amor y afecto, infiltrándose en sus cerebros desfigurándolos como si fueran plastilina.
En ese entramado hamponil los impulsan a robarse objetos de su propio hogar, para adquirirlos luego a un costo que ni siquiera alcanza una octava parte de su precio real y en un despliegue criminal surten sus casas con lo despojado a los vecinos y se hacen pasar como buenos ciudadanos, cuando en realidad están enmascarados.
Puede tratarse de personas con o sin estudios, que alimentan su impulso delincuencial pervirtiendo a los jóvenes celebrándoles los malos hábitos o dándoles perniciosos ejemplos para tenerlos como proveedores seguros de objetos a bajo precio, destruyendo la tranquilidad y el patrimonio familiar.
Este tipo de personas además de ser responsables penalmente como actores intelectuales y aguantadores por recibir y comercializar objetos robados, son también destructores de las bases morales que los padres luchan día a día para inculcarle a los hijos. Son tan macabras y criminalmente bizarras que logran poner a los hijos en contra de los padres, usándolos en sus propósitos criminales y carcomiendo todo el trabajo de educación y el esfuerzo del hogar.