martes, 21 de agosto de 2007

ÉTICA CORPORATIVA

ÉTICA CORPORATIVA
Crisanto Gregorio León
Una manzana podrida pone en peligro el contenido de toda la cesta. Cuando en un ente o en una empresa, industria o institución, o en cualquier asociación lícita, el comportamiento de uno o de varios de sus miembros desentona respecto de la filosofía que inspira el deber ser en el desempeño de la misma como corporación, en cuanto a su imagen y rostro, donde se encuentra comprometido el concepto de honor, se presenta una fractura en la esencia de los cimientos que le inspiran cohesión y respeto ante la opinión pública y se tambalea su estructura, pues sus bases fundamentales se han dejado corroer por una contradicción intolerable.
Las virtudes éticas de las personas que integran una corporación sea de naturaleza pública o privada y su filosofía de desempeño son la imagen y el rostro de esa organización. Ello, es corroborable, cuando la solvencia moral o el desempeño ético de cualquier organización ganan y cobran prestigio por la imagen de una sola persona, a la que han seleccionado como el rostro visible de la corporación, por su buen nombre y su buena reputación.
Una empresa pública o privada muestra la fragilidad del compromiso ético y el divorcio entre lo que dice y lo que hace, cuando es alcahueta con los desafueros de apenas uno de sus integrantes, pues la forma y manera de comportarse de un solo individuo compromete la imagen ética de toda la corporación. Es allí cuando, se presentan las excusas: es que un solo hombre o una sola mujer no es la corporación. Y seguramente esa argumentación pondría a cavilar a más de uno, pero cabe preguntarse. ¿Si la ética de una corporación mantiene su elevación y alta moral por el prestigio muchas veces de uno de sus miembros quien funge como su imagen, entonces porque no ha de funcionar en sentido inverso? ¿Qué hace la corporación para corregir esos comportamientos anti-éticos y a veces hasta ilegales que deslucen al resto de sus miembros? Cuando los hilos conductores del comportamiento ético corporativo se comunican entre si para justificar lo injustificable, han perdido su esencia y han dejado de ser éticos, porque el estado de descomposición es tal, que el grado de celestinaje y corruptela es insalvable por lo que es indispensable repensar, replantear y redimensionar la razón de ser y de existir de dicha corporación.
Hacer caso omiso del comportamiento anti-ético y hasta ilegal de un solo miembro de la corporación, es ser cómplice en el desprestigio de esa institución u organización y en su decadencia en todo nivel, corriéndose el riesgo de que ante tan soberana negación a si misma, pueda desaparecer o tomar otro giro que no fue el pensado al crearse o fundarse.
No se puede violar la ética, bajo el pretexto de actuar con ética, porque ni aún siendo neutral se deja de pisotear la ética cuando la actuación del rostro visible de un organismo —apenas una sola persona—, es el que enarbola de manera temeraria e irrespetuosa la bandera del deshonor.
Cuando los componentes de una corporación, consienten de manera activa o pasiva los despropósitos éticos de uno o de varios de sus miembros están implosionando la propia estructura. De modo que no podrán argumentar que la destrucción vino de afuera, cuando todos conjuraron el aniquilamiento desde adentro.

Abogado
crisantogleon@gmail.com

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