domingo, 19 de agosto de 2007

ESTRABISMO DOCENTE

ESTRABISMO DOCENTE

Crisanto Gregorio León

No piense el lector que me referiré a lo que pudiera degenerar en una distorsionada percepción de la realidad, como lo es la afección visual en razón de la cual la dirección focal de uno o ambos ojos es desviada. Si no, a las acuarelas psicológicas, que impiden a algunos docentes dimensionar y asimilar su peculiar tarea, de ciudadano notable y distinguido, en razón de la profesión que por vocación – y se espera no haya sido otra la motivación – decidieron ejercer.
En mis estudios de educación, me motivaron especialmente tres asignaturas que hube de cursar; la psicología del desarrollo, la psicología del aprendizaje y el desarrollo de habilidades cognoscitivas. Materias estas que remueven en el futuro docente el empirismo pedagógico que hasta entonces tenía y lo acondicionan para comprender el por qué de algunos fenómenos conductuales.
Harto conocido es el sensible y difícil papel que desempeñan los docentes en la formación educativa y el forjamiento de la personalidad de los niños y jóvenes que eclosionarán en los hombres y mujeres del futuro.
Además de los problemas que agobian al común de la gente; el alto costo de la vida, la inseguridad, malos servicios públicos, el menguado presupuesto familiar, aparte del stress del día a día; el maestro debe afrontar el reto de laborar, generalmente con más de una treintena de personalidades disímiles, que le implican un esfuerzo pedagógico de alta factura para abordar con tino las manifestaciones conductuales de sus pupilos. Máxime, si los estudiantes provienen de un entorno familiar de escasa instrucción, de baja formación educativa o de niveles culturales distorsionados, donde el maestro además de educar a los alumnos le es obligante educar a los padres de estos.
Ante este panorama es menester recordar que se es docente y en consecuencia mantenerse centrado, equilibrado y con una medida de ponderación tal, para ser capaz de razonar y actuar en congruencia a la realidad, en función de la formación académica. Desiderata esta presente en la inmensa mayoría de nuestros maestros.
Sin embargo, preocupa gravemente encontrarnos con algunos docentes gritones, no felices, ineducados, malhablados, agresivos, irritables, fuera de control e irrespetuosos con sus compañeros y sus superiores. Que si bien constituyen una minoría, es una expresión numérica inconveniente, pues trasladan sus frustraciones personales al entorno laboral y parecieran tener una distorsionada focalización de su rol pedagógico y de la realidad.
Basta con observar un consejo general de maestros, que nada tiene que envidiar a una pelea de gallos, y en el que usualmente un baladrón o guapetona según sea el caso, se atrinchera en la puerta del recinto controlando el acceso, como para garantizar que sus interrupciones sean tomadas en cuenta, y se dedica a contradecir todo cuanto se explana. No hay argumento, ni construcción lógica, ni mayores intereses educativos, que su vocinglera postura.
No obstante exigírsele al aspirante a un cargo docente la presentación de un examen de higiene mental; este solo es requerido al momento del ingreso, mas no posteriormente. Es por ello urgente que equipos multidisciplinarios se avoquen a la solución de esta dificultad que atraviesa la educación pública Venezolana.
No basta con la asistencia que provee el ipasme . Por lo que propugno, la presencia rotativa en nuestras escuelas y liceos, de psicólogos o de psiquiatras, que con su experta formación hagan una evaluación mental periódica a quienes tienen a su cargo la delicada tarea de enseñar, además de a todo el personal que labora en nuestras instituciones educativas.
Surge incluso, la conveniencia de realizar a los educadores en ejercicio, pruebas vocacionales. No sea que en el camino y con el transcurso del tiempo hayan perdido el norte de la profesión docente, por lo que poseyendo una brújula averiada se encuentran incapacitados para tomar conciencia del deber ser de su actuación.


Abogado
crisantogleon@gmail.com

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