sábado, 26 de noviembre de 2011

Practicando el amor de Cristo
Crisanto Gregorio León

A veces quien menos pensamos, practica en nosotros el amor de Cristo, es una fe viva, un avivamiento, la muestra más sincera y trasparente del mandamiento nuevo; que nos amemos todos como Dios nos amó.
Las personas se nos cruzan por la vida e incluso diariamente las tratamos con la misma cortesía que nos tratan y no advertimos el grande corazón espiritual que algunos y algunas guardan en su pecho y en su alma.
Nos acorazamos por tanta maldad que se manifiesta en estos tiempos, sin atender a los hombres y mujeres llenos de un corazón puro, limpio como el cristal y dulce como la miel, un corazón que quiere ser como el de Nuestro Señor Jesucristo.
Con la única motivación de ayudar, se nos presentan buenos samaritanos, gente con corazones honestos, practicando el amor de Cristo. Haciendo buenas obras con discreción, sin aspavientos, manteniendo la máxima reserva de sus gestos de bondad, gastando generalmente sus propios recursos en un esfuerzo cristiano por favorecer al prójimo.
Hay quienes sienten gran gozo en sus corazones solo con la oportunidad de ser útiles y de auxiliar a quien necesita de una mano amiga y de un brazo fraterno; y la alegría llena todo a su alrededor porque ellos son las manos de Dios.
El cordero se ofrece en holocausto para la salvación de los hombres y de las mujeres; purificando a quienes exteriorizan un corazón humanitario.
Mientras unos se niegan a mostrar un corazón misericordioso, para otros dar y socorrer es la mayor alegría, predicando con hechos la palabra de Dios.
Se pueden desprender con suave fragilidad las lágrimas que contienen la conmovedora experiencia de saberse socorrido por quienes manifestaron su profundo sentir cristiano y su confidencial sacrificio cuando realmente se necesitó de ellos.
Estamos aquí, cuenta con nosotros, no dudes en llamarnos si lo requieres; son expresiones de cristianos comprometidos.


Abogado
crisantogleon@gmail.com

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