lunes, 8 de junio de 2009

!Un sapo bigotudo!

¡Un sapo Bigotudo!

Crisanto Gregorio León

 

Cuento para niños.

 

            Juguetones y recreándose en la campiña, un grupo de niños disfrutaba del comenzar de la tarde, se divertían en improvisados columpios y saltaban como guerreros Masai, cuando uno de ellos el más chico que se había alejado del resto, gritó estupefacto. ¡Un sapo bigotudo!

            De inmediato, todos dejaron lo que hacían y voltearon ante tan fantástico acontecimiento, corriendo hasta la charca donde avistaron un corpulento sapo dorado con enormes bigotes negros que parecían látigos.

            Era realmente sorprendente encontrar en la campiña una charca y en ella un espécimen propio del bosque nuboso. Los niños se deleitaron ante el "sapo de oro" y se sentaron todos a su derredor a observarlo.

            Comentaban sobre lo sorprendente de ver un sapo con bigotes y de tan enorme tamaño y poco a poco se orillaban a la charca, pero de pronto  mayor fue el sobresalto cuando el sapo dorado les habló, diciendo: ¡cuidado, que esta charca es la entrada a un mundo mágico de donde solo pueden salir quienes realmente creen en lo que su fantasía les hace ver!

            Los niños retrocedieron apenas centímetros, pero la curiosidad los hizo aproximarse de nuevo y uno de ellos quien parecía ser el líder le preguntó: ¿Quién eres tú? , a lo que el sapo respondió: Soy el guardián de la charca, mi misión es rescatar a quienes caen en ella y luego no quieren salir del mundo donde los niños solo hacen jugar.

            Con una voz grave, el sapo les advirtió a los niños. Yo los conozco, y se el nombre de cada uno de ustedes, estoy al tanto de donde viven y donde  deben ir a estudiar, por eso estoy aquí y solo ustedes me pueden ver.

            La contrariedad se posesionó  de sus corazones, los niños habían abandonado sus tareas y sigilosos escaparon de la escuela, se habían fugado de clases.

            El chico que lo había encontrado,  increpó al sapo: es que somos niños y el juego es nuestra necesidad, como el aire para vivir. Cuando repentinamente cayó en la charca adentrándose a un mundo mágico, donde el tiempo no transcurría y todo era jugar.

            Cansado de jugar y pensando que cada tiempo pasado no vuelve más, meditó sobre la necesidad de prepararse para el futuro, cuando los bigotes del sapo llegaron a sus manos y lo transportaron a la realidad de que todo no es jugar y también hay que estudiar. El niño había encontrado el oro para su futuro.

 

Abogado

crisantogleon@gmail.com



http://www.herpetologica.org/news.asp [06/06/2009]

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