lunes, 10 de enero de 2011

IDEAS PARA PENSAR


 IDEAS PARA PENSAR


No me des todo lo que pida, a veces yo sólo pido para ver hasta cuánto puedo obtener.

No me des siempre órdenes. Si en vez de órdenes, a veces pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.

Cumple las promesas buenas o malas; si me prometes, dame lo prometido, aún si es un castigo.

No me compares con nadie, por favor; especialmente con mi hermano o hermana. Si tu me haces sentir peor que los demás, entonces seré yo quien sufra.

No me corrijas mis faltas delante de nadie. Enséñame a mejorarlas cuando estemos solos.

No me grites. Te respeto menos cuando lo haces y, además, me enseñas a gritar a mí también y yo no quiero hacerlo.

Déjame valerme un poco por mi mismo. Si tu lo haces todo por mi yo nunca aprenderé.

No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga en tu nombre, aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y perder la fe en lo que dices.

Cuando yo haga algo malo no me exijas que te diga el "por qué" lo hice. A veces ni yo mismo lo se.

Cuando estés equivocado en algo, admítelo y crecerá en mi la opinión que tengo de ti.  Y así me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.

No me digas que haga una cosa si tú no la haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tu hagas, aunque no lo digas, pero nunca lo que tu digas y no hagas.

Enséñame a conocer y amar a Dios, tomando muy en cuenta que de nada valdrá, si yo veo que tú no conoces ni amas a Dios.

Cuando te cuente un problema mío, no me digas: "No tengo tiempo para boberías", o "eso no tiene importancia". Trata de comprenderme y ayudarme.

 

Tomado de la Revista Buenhogar, del mes de marzo de 1980.


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