No fue en una mini úes donde se formó el brillante Luis
Crisanto Gregorio León
Recordemos que úes es el plural de universidad. Y que a los efectos de este artículo las identificaremos como pequeñas y clandestinas oficinas fuera o intramuros de la universidad para fines delictuales a manera de incesto consentido.
Imagínese nada más que este joven venezolano hubiera tenido que comprar un cupo en una mini úes por un promedio de 150 a 200 dólares ; que luego además hubiera tenido que pagarle 20 dólares a algún control para hacer la cola o la respectiva fila y luego 80 dólares al estar frente al jefe o la jefa de esa oficina ; que una vez que se hubiere garantizado el ingreso a la mini úes , hubiera tenido que someterse a la cruz de extorsión de algunos docentes de la red de corrupción interna con algo no inferior a 150 dólares por período académico o aleatoriamente cuando por algún caprichito de corruptela decidieran lucrarse con más dólares a costa de Luis; o que algún Jefe decidiera inventarle a Luis una incorrección para hacerse de algunos dólares extras , con algo así como 10 o 15 dólares por cada incorrección inventada de su guardador y si es para el que dirige la banda no baja de 50 $ más bien puede subir porque pierde muy fácil los estribos; que simultáneamente algún jefe de oficina le propusiera a Luis no tener que alimentar su cerebro con conocimientos académicos ni adiestrar su cuerpo físico porque con pagar en dólares todo eso sería ajustado con endémicos 20 puntos , a dólar por punto pero la tarifa está sujeta a la inflación ; o la hipótesis que el Decano o el Director de Escuela o uno de sus enviados o cómplices le ofreciera el título en 1000 $ o 5000 $ u otras cantidades inimaginables en dólares para simplemente expedirle el cartón académico sin asistir a clases, no presentar ninguna evaluación, no presentar defensas por tesis, ni tesinas ni trabajos de grado, ni hacer ninguna monografía, porque la red de las mini úes poseen una tienda virtual de plagio de tesis a la disposición del que quiera pagar a cualquier costo, o con sexo, dinero o drogas , todo es aceptable. Pues los cartones académicos no tienen respaldo ético y es vox populi el desprestigio de las universidades por los títulos que emiten las mini úes.
Hasta que se entienda que la ética, la moral, la decencia, la honestidad y la integridad no deben ser pisoteadas y que “la conciencia vale por mil testigos.” Como dijo Marco Fabio Quintiliano; no dejará de haber desconfianza ni malicia de cómo se obtienen los grados académicos de las universidades a través de las mini úes.
Con este degradante y sombrío panorama, hubiéramos perdido este honesto y brillante estudiante, y este cerebro venezolano para la humanidad. Seguramente y con toda certeza Luis jamás hubiera optado por ingresar a una universidad donde funciona una mini úes, al enterarse de su paralelismo corrupto.
Con una tecnología y una ciencia corruptibles, verbigracia; tu smartphone, tu teléfono celular con pantalla táctil y un robusto sistema operativo con el que te puedes conectar a internet, instalar aplicaciones y llevar a cabo muchas de las actividades que podrías realizar solo en una computadora, esa maravilla tecnológica no sería posible.
¿Por cierto, trabajas para alguna mini úes y te compraste tu smartphone desprestigiando tu universidad e irrespetando los valores éticos y los principios que te dieron tus amorosos padres? Todos saben quiénes son, pero se hacen los huevones. El silencio y la inacción es conveniente y acomodaticia complicidad.
La honestidad no debe sucumbir a algún empleado corrupto de las mini úes experto en egresar clandestinamente con apariencias legales a profesionales sin formación real y ni siquiera virtual, sin formación ninguna a secas, porque venden desde el cupo para ingresar a la universidad, hasta el título académico como graduado. Empleados corruptos que precarizan a su universidad y egresan productos de muy mala calidad, sin formación ética ni académica y donde hay muchos pero muchos silencios alcahuetas. Aunque excepcionalmente, no son todos los que están ni están todos los que son, pero se hace tan poca la excepción que casi la regla está aniquilando a la excepción.
¿Y quién es Luis?
Junto a un equipo de otros 15 estudiantes de CalTech, el joven venezolano Luis Pabón Madrid, ayudó a liderar el desarrollo de una propuesta para sortear uno de los grandes retos de la futura expedición a la luna. “Desarrollar tecnologías que contribuyan a la expansión de la frontera humana es un sueño hecho realidad”, dijo Pabón.
Cuatro meses de intenso trabajo, en medio de la pandemia del coronavirus, permitió a este joven venezolano y a sus compañeros de equipo, desarrollar la propuesta que fue seleccionada como una de las siete ganadoras del “Big Idea Challenge” de la NASA, con la cual buscan neutralizar el polvo lunar, potencialmente tóxico y de gran poder abrasivo.
“La propuesta que le presentamos a la NASA, básicamente, expande una tecnología que ya existe. Se llaman “escudos electrodinámicos”, explicó Luis Pabón.
Ahora la agencia espacial financia la construcción de los paneles ideados por los estudiantes, como parte de la segunda fase del reto, dentro del proyecto Artemisa, que busca enviar humanos a la luna en 2024.
Dios siga bendiciendo a este joven venezolano dotado de grandes talentos cerebrales y éticos. Su IQ no es para la corrupción como el caso del octavo hombre, quien mágicamente cuando inhala dos o tres rayas blancas, se transforma en ocho hombres a la vez para otorgarse simultáneamente 8 credenciales distintas o más, que misteriosamente alega haber cursado en iguales tiempos y en iguales horarios, lo que solo es posible en el multiverso de Marvel, que por ser jefe de una oficina está lleno de endémicos cartones y credenciales académicas con también endémicos e inventados 20 puntos, porque él se paga y se da el vuelto. Que tiene muchas denuncias por corrupción, además por ir contra la moral y las buenas costumbres por saberse de sus preferencias y aunado se le ha comprobado su récord delictivo, pero alguien por intereses ya no insospechados, lo tiene atornillado en el cargo, de aquí hay enésimas hipótesis. Con un razonamiento infecto, un Director o el Decano de la Escuela corrupto con “cara de yo no fui” cuando ve la rendija legal para violar la ética, se auto otorga todas las credenciales que de su oficina puedan expedirse como lícitas y legales y nadie sospechará que no cursó esos estudios ni ningún docente lo evaluó. Recuerdo un pensamiento de Hugo Fóscolo, “en tiempo de bárbaras naciones colgaban de las cruces a los ladrones, ahora en tiempo de las luces del pecho de los ladrones cuelgan las cruces”. Y me refiero a los ladrones académicos, luciendo para sí títulos y credenciales por las que nunca estudiaron ni fueron evaluados, porque dirigiendo las corruptas mini úes, según dirían ellos, sería una torpeza de un delincuente pelar ese boche.
Y como los corruptos no se atreven a leer el metalenguaje, porque pareciera acomodaticiamente no convenirles, ¿qué dirían de este artículo que trata sobre la falta de ética subyacente? ¿Qué argumentaría la red parasitaria y corrupta de las mini úes que venden títulos y otras credenciales académicas mancillando su Alma Mater? Respuesta: eso no aplica a nosotros porque no formamos ni científicos ni astronautas, preferimos mantenernos en el subdesarrollo, científico, tecnológico, ético y moral, si con eso nos llenamos de dólares mal habidos. No amamos, ni respetamos a Dios, ni amamos ni respetamos a nuestros padres, porque pisoteamos sus memorias y sus consejos, porque violamos los mandamientos de la ley de Dios, porque la formación que recibimos de papá y mamá la deshonramos. El guiso está montado y nos hacemos los desentendidos. Miremos para otro lado.
Esta parasitaria red criminal de corrupción académica usa a las universidades como papel toilet.
¿Acaso es esto descrito y narrado una leyenda urbana?
Asesor de gestión/ Periodista/ Abogado
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