lunes, 5 de diciembre de 2016

Mi novia quiere una Hummer

Crisanto Gregorio León
 Aspirar es natural, me escribe un lector, pero mi novia que es muy bella físicamente se está volviendo loca, ya no duerme, ni come, solo piensa en billetes verdes. Con abundancia, pero  los quiere súbitamente, al chasquido de los dedos.
Ella es una profesional, que no vislumbra expectativas decentes en su tierra, está decepcionada al no ver futuro promisorio. Ha dejado de creer en Dios, pronuncia incluso blasfemias y piensa mucho en el suicidio. Quiere alejarse de su casa materna, le hastía solo llegar a ella y ver paralizado el progreso, como congelado en una foto pretérita.
Ha pormenorizado el lector, su descontento con el estado de cosas y el destino de seguir acentuándose la crisis; al ir experimentando como gradual  y sistemáticamente la destrucción actual del país; la hiperinflación con estanflación, está desmantelado las familias, los amores, la paz espiritual y  salud mental.
Me expone el lector, que incluso su novia le ha llegado a decir «seguro a lo que me dejes me conseguiré un hombre rico con una hummer, que me lleve de viajes, me compre ropa de marca, me lleve a los mejores sitios y restaurantes y  derroche dinero en mí y por mí»
De estas aseveraciones son muchas las situaciones que se evidencian.  : La novia aun no ha tomado el camino del mal. Lo piensa, le coquetea, se le insinúa, lo llama y lo anhela, pero se contiene. El novio sabe que ella no lo quiere, lo que quiere es al dinero. Se lo ha dicho. Se lo exige. Es ambiciosa, pero aún hay semillas de Dios en ella. Ya nos dijo Víctor Hugo «la conciencia es la presencia de Dios en el hombre». Ella está aguantando estoicamente el vendaval que desmorona al país, y a su amor por él. Pero la barrera como un dique fisurado amenaza con desplomarse y llevar a la desesperación.
La etérea posibilidad de tener una casa moderadamente confortable, un auto nuevo, renovar el guardarropa con prendas nuevas y bonitas, divertirse con contemporáneos en lugares sanos y alegres; se le esta escapando como el agua entre los dedos.
Una visión devastadora, es constatar que la juventud está sintiendo crujir sus vidas y quieren salvarse a como de lugar. Y he allí el peligro, «salvarse a como de lugar», puede destruirles el cuerpo, el alma y llevarlos a un despeñadero moral y espiritual y en la que la búsqueda de mejores horizontes puede cegarles el destino y ser carne de cañón para trúhanes, traficantes de droga, trata de blancas, traficantes de órganos, proxenetas y no pare usted de contar la vorágine de vilezas a las que pueden ser sometidas las jóvenes y los muchachos ante la crispación que viven. ¡Dios los proteja!
Una visión alentadora, es que consigan gente buena, llena de principios morales y espirituales que les den auxilio y acogida en esta diáspora que sufre el país y a la que se suman cada día más. Y a llegar a otros horizontes, sean ayudados con beneplácito y sus veloces pero frágiles e inocentes mentes y cuerpos sean honrados y respetados para comenzar una vida llena de prosperidad en la decencia, sin olvidar que el cuerpo es tiemplo del espíritu Santo y que nada debe mutilar el sitio donde mora Dios.
No es pecado que tu novia quiera una Hummer, – podría sí, querer otro auto menos ostentoso, pero es otro asunto – , el pecado puede configurarse en la manera como quiera ella hacerse de una Hummer, los medios y los recursos y la forma como quiera obtener la Hummer es lo que pone en riesgo su alma, la pérdida de su reputación y hasta de su vida. Dios proteja a tu novia y te haga el milagro de rescatarla para Dios primeramente, para su familia y para ti.  Pero alégrate con que Dios la salve para ella misma.
Alégrate conque sea una mujer de bien, que no haya tenido que seducir a ningún hombre para hacerse de fortuna y en ello perder su alma inmortal.
Sobre elogio de la mujer virtuosa lee Proverbios 31:10-31. Que Dios tenga misericordia de esta tierra y de sus hijos.
 Profesor Universitario

lunes, 21 de noviembre de 2016

El salario emocional, mejor desempeño y la mínima asignación

El salario emocional,  mejor desempeño y la mínima asignación
Crisanto Gregorio León

Le preguntaba un empleado al  CFO  de la empresa.  ¿Por que razón habiendo obtenido yo la mejor evaluación de desempeño, recibo a cambio la menor asignación de trabajo y un minúsculo salario?
La respuesta del CFO, fue la siguiente: « lamentablemente esa es la forma como se interpretan los resultados de las evaluaciones solo para conocer si el empleado  está o no bien  con los clientes. Si esta mal y se evidencia la situación, entonces  se genera una baja de la asignación de trabajo y por ende del  salario.  Si está bien se mantiene trabajando con la empresa pero no por esa mejor evaluación se garantiza mejor trabajo  y mayor salario »   
¿Paradójico verdad? ¿Cómo conseguir entonces una cultura de rendimiento, cuando se premia con poco trabajo y menor salario a quienes superaron positivamente  las curvas de desempeño?
O sea y para ser gráfico, no importa si te partes la espalda dando lo mejor de ti como profesional o como persona; no por eso crecerás en la empresa ni te tomarán en consideración para permanecer con alegría en ella. Carecen de significado los resultados que arrojan estadísticamente las evaluaciones para asignar mejores o superiores puestos, cargos y salarios; y así se da al traste con lo que propicia the modern theories of human resources management. Pero si sales aplazado ¿o te quiebran o te premian? No sabes a que atenerte en la empresa. No responden las asignaciones laborales a las lecturas de los parámetros de eficiencia e indicadores de desempeño al arrojar resultados óptimos para el empleado.  
Contrariando toda teoría, principio y postulado sobre gerencia moderna y los mayores avances en el enganche y permanencia del talento humano  en lo que gravita indudablemente el salario emocional, el reconocimiento, la posibilidad de crecimiento en la empresa ; se propende al revés,  a desestimular  al empleado y desenfocar the principles of human resource management.
¿Qué se gratifica o premia entonces en la empresa por el mejor desempeño? Eso es un nudo gordiano, o un limbo gerencial donde se aprecian otras situaciones que tal vez el CEO junto al CCO, CMO, de la corporación podrían vislumbrar para evaluar el posicionamiento de la empresa en el mercado.
El mejor trato o en todo caso el trato justo al cliente interno, garantiza, estimula, multiplica y mantiene fieles a los clientes externos.  
Profesor de Gerencia de Recursos Humanos

El salario emocional, mejor desempeño y la mínima asignación

El salario emocional,  mejor desempeño y la mínima asignación
Crisanto Gregorio León

Le preguntaba un empleado al  CFO  de la empresa.  ¿Por que razón habiendo obtenido yo la mejor evaluación de desempeño, recibo a cambio la menor asignación de trabajo y un minúsculo salario?
La respuesta del CFO, fue la siguiente: « lamentablemente esa es la forma como se interpretan los resultados de las evaluaciones solo para conocer si el empleado  está o no bien  con los clientes. Si esta mal y se evidencia la situación, entonces  se genera una baja de la asignación de trabajo y por ende del  salario.  Si está bien se mantiene trabajando con la empresa pero no por esa mejor evaluación se garantiza mejor trabajo  y mayor salario »   
¿Paradójico verdad? ¿Cómo conseguir entonces una cultura de rendimiento, cuando se premia con poco trabajo y menor salario a quienes superaron positivamente  las curvas de desempeño?
O sea y para ser gráfico, no importa si te partes la espalda dando lo mejor de ti como profesional o como persona; no por eso crecerás en la empresa ni te tomarán en consideración para permanecer con alegría en ella. Carecen de significado los resultados que arrojan estadísticamente las evaluaciones para asignar mejores o superiores puestos, cargos y salarios; y así se da al traste con lo que propicia the modern theories of human resources management. Pero si sales aplazado ¿o te quiebran o te premian? No sabes a que atenerte en la empresa. No responden las asignaciones laborales a las lecturas de los parámetros de eficiencia e indicadores de desempeño al arrojar resultados óptimos para el empleado.  
Contrariando toda teoría, principio y postulado sobre gerencia moderna y los mayores avances en el enganche y permanencia del talento humano  en lo que gravita indudablemente el salario emocional, el reconocimiento, la posibilidad de crecimiento en la empresa ; se propende al revés,  a desestimular  al empleado y desenfocar the principles of human resource management.
¿Qué se gratifica o premia entonces en la empresa por el mejor desempeño? Eso es un nudo gordiano, o un limbo gerencial donde se aprecian otras situaciones que tal vez el CEO junto al CCO, CMO, de la corporación podrían vislumbrar para evaluar el posicionamiento de la empresa en el mercado.
El mejor trato o en todo caso el trato justo al cliente interno, garantiza, estimula, multiplica y mantiene fieles a los clientes externos.  
Profesor de Gerencia de Recursos Humanos

sábado, 12 de noviembre de 2016

Con aroma de romero

No he sabido del primero y no tengo información que en toda la historia de la humanidad  haya ocurrido un caso donde a alguien se le inhume ni con sus títulos nobiliarios, ni con sus títulos académicos. 
“Si pensáramos durante todo el tiempo que permaneceremos muertos, seríamos mejores personas el poco tiempo que permaneceremos vivos”. Traigo a colación este pensamiento de mi autoría en ocasión a los despropósitos de quienes haciendo alarde de su posición circunstancial en cualquier esfera del ámbito social o académico, se enseñorean de tal manera que parecieran sin hechura de imperfección.  
Evoco al “Poberello de Asís”, Francisco de Asís, quien de joven renunció a sus títulos nobiliarios y a la herencia paterna para vivir en extrema pobreza y sacrificio en adoración a Dios y en provecho de sus hermanos.  No es que con este ejemplo quiera motivarlos a la santidad que sería el mejor camino para la salvación, solo hago referencia a Francisco como quien sin alarde de su acervo hereditario, de riqueza y de alcurnia, adoptó una vida humilde de comprensión y de amor hacia su prójimo. 
Quienes hayan tenido, tienen o tendrán la posibilidad de lograr en la vida, alguna posición que les coloque eventualmente en mejores condiciones que otro u otra, sea cual fuere el nivel o el aspecto sobre el que maneje alguna potestad, cabe evaluarse la conducta al tiempo de ejercer esas atribuciones, pues es allí el instante de demostrar que luchan por obtener una sensibilidad más evolucionada, una visión más cónsona con el poco tiempo que han de permanecer vivos sobre el planeta. Momento de evaluar el proceder propio con nuestros hermanos, sin ínfulas, ni soberbia, ni postín.
Ciertamente el hombre y la mujer con una visión de futuro enrumban su destino para la consecución de metas que le permitan elevar su nivel y su calidad de vida. Pero una vez logrado, no debemos ser, ni soberbios, ni inflarnos como pavo reales, ni exhibir vanidosamente con jactancia y prepotencia en nuestro “momento de poder”  el monstruo de la pedantería.
En la vida, nos encontramos con gente que no logra vislumbrar su propia personalidad y se sienten justificados con hacer lo que hacen porque su “nivel”  se los exige y en ello se convierten en “hediondos o hediondas”. A quienes solo se les acercan personas por razón de educación o porque no hay otro remedio, pero que no tiene ascendencia afable ni en el corazón ni la mente de quienes deben por obligación aproximárseles. 
La relación endogámica que finalmente lleva a la degeneración biológica y que a manera de ejemplo coloco para ser más gráfico; que es igual a la llevada consigo misma por la persona que no logra entender que en la vida estamos de paso y que es preferible que nos sigan las bendiciones de la gente en vez de los anatemas; culmina igualmente en una degeneración donde mira a todos por encima del hombro, de soslayo, en vez de aprovechar su existencia para aproximarse al alma humana. 
Con aroma de Romero cada Francisco, que sin llamarse imperiosamente como el Poberello de Asís pero que igual desarrolla una vida de hermandad y de trabajo, sin jactancia ni prepotencia es el ejemplo más franco de humildad. 

lunes, 24 de octubre de 2016

Nadie te pidió que lo hicieras

Con certeza usted ha escuchado alguna vez esta expresión, “nadie te pidió que lo hicieras”, o alguien se la ha empuñado en su rostro como un argumento para desconocer su bondad o su buena acción.
Esa satisfacción espiritual que se siente en hacerle bien a alguien, pretende ser nublada con un verbo vejatorio e ingrato.
Y es que la persona desagradecida carece en su mente y en su corazón de los ingredientes necesarios para dimensionar la grandeza del espíritu de quien realiza gestos de amor y de entrega hacia ella. El desagradecido tiene un corazón sin memoria.
Para la soberbia del desagradecido, lo que haga el otro o la otra en su bien no tiene ningún valor y para nada cuenta; si no quiere reconocer que alguien le ha hecho favores o continuamente se ha amparado en los gestos y actos de amor de un benefactor.
No está bien desdeñar de las personas de quienes recibimos el bien, pues toda esa bondad que nos entregan y nos prodigan; con toda la energía divina que ellas comportan, podrían agitarse peligrosamente en nuestra contra como castigo por la maldad de un corazón desagradecido.
Si bien la manifestación del amor cristiano, ha de hacerse sin pedir nada a cambio; tampoco es justo que quien hace el bien, reciba de vuelta un acto de crueldad. Por eso ante el olvidadizo corazón del desagradecido bien vale la pena presentarle la lista de lo que ha recibido, de lo que ha aprovechado y de lo que se ha servido; y que acomodaticiamente quiere desconocer; para por lo menos estremecerle su alma, a ver si se salva; pues de desagradecidos está lleno el infierno.
De igual modo, cuando se hace el bien, o se conceden favores; estos deben caracterizarse por la buena deposición del ánimo en la entrega y en la acción, para que su manifestación esté invadida de buenas energías; pues no se agradece lo que se hace de mala gana o con el corazón lleno de hiel. Eso no merece agradecimiento, porque no se hace con amor sino con odio.
También “es muy común recordar que alguien nos debe agradecimiento, pero es más común no pensar en quienes le debemos nuestra propia gratitud”, Johann Wolfgang Goethe.
Ciertamente los favores no se hacen para que se agradezcan, sino por la convicción y la bondad del corazón, pues el favor pierde su esencia cuando el interés malsano lo impulsa. Pero tampoco hay que ser mal agradecido y devolver mal por bien. Muchas veces la gente recibe el favor de alguien y le devuelven desagradecimiento y hasta traición.
Un pensamiento de Martín Luther King recoge parte de este comportamiento humano: “Nada se olvida más despacio que una ofensa; y nada, más rápido que un favor”.
Profesor universitario

miércoles, 12 de octubre de 2016

¿Estás siendo la mejor persona que puedes ser?

¿Estás siendo la mejor persona que puedes ser?
Crisanto Gregorio León

Recuerdo al Dr. José Gregorio Hernández, mi epónimo  cuyo nombre llevo y cuyas virtudes principales, fueron la caridad, la bondad, las buenas acciones, la actitud amorosa hacia los enfermos y los necesitados, el desinterés personal en obsequio a los demás, no se hacía de rogar ante la aflicción de quien a él recurría. No era un hombre de guardar silencios perjudiciales para no atender a quien a él acudía. Siempre daba respuestas amorosas y para dar su mano amiga y su ayuda no distinguía incluso entre quienes lo querían y entre quienes lo adversaban.  Veía en cada ser humano, al propio Cristo, amaba al prójimo como se amaba él mismo, aunque misericordemente  se entregaba al descuido de su propia persona para ayudar a otros.
Un hombre de Dios, de sinigual compostura y espíritu de entrega, devolvía incluso en repetidas ocasiones sus honorarios al ver la necesidad de su hermano y  con una mirada clara llena de bondad.
Corren tiempos en los que  nadie está mirando atrás para perjudicar a otros, y no solo no ven hacia atrás, tampoco  ven hacia delante, cuando deban dar cuentas a Dios de sus actos.  Todos nos creemos de hierro y que nunca moriremos, pues los otros son los que morirán. ¡Que engaño! 
¡Que terrible! , cuanto desconsuelo debe experimentar el Señor de los cielos, cada vez que se violan sus mandamientos, especialmente cuando se violan intencionalmente. Sobre todo cuando se selecciona exprofeso a quien perjudicar de manera abierta o encubierta.  De tal forma disfrazada para que nadie se entere, de bajo perfil,  concediendo favores a otros para sentirse aliviados de culpas, pero ensañándose con uno o unos  en particular.
Podemos leer en Marcos 12:31 “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El apóstol San Pablo lo recuerda: «El que ama al prójimo ha cumplido la ley. En efecto, lo de: no adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los demás preceptos, se resumen en esta fórmula: amarás a tu prójimo como a ti mismo. La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud» (Rm 13, 8-10).
Saber y constatar que hay quienes de manera fría y calculada o bajo un silencio cómplice que los convierte en autores hacen o dejan hacer infamias e injusticias a sus hermanos o semejantes y cuyas sonrisas por la maldad que envuelven solo es aplaudida por el propio lucifer.
Nadie quiere asumir el mal que hace o que deja que otros hagan por ellos o se presta para hacerlo  y sabiendo que llegará el momento en que estén ante el tribunal de Dios,  se desentienden de eso creyendo que nunca llegará el juicio y el Señor exclamará: ``Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí, todos los que hacéis iniquidad”. Allí será el llanto y el crujir de dientes.
Si pensáramos sobre todo el tiempo que permaneceremos muertos, seríamos mejores personas el poco tiempo que permaneceremos vivos.

Profesor Universitario





Infierno en la oficina




Son muchas las situaciones en las relaciones interpersonales que se encumbran en una oficina, desde la anhelada total armonía, tal vez utópica pero deseada y buscada, en la que  todo fluye con alegría, confianza y naturalidad de ánimo y otra la guerra encubierta donde se desatan agrios desencantos porque algo no está marchando como se aspira. Y voy a ser claro en este punto, porque la deshumanizada actitud de alguien, el despotismo y la prepotencia de un liderazgo artificial solo generan rostros desencajados y espíritus afligidos; propiciando que la gente le saque el cuerpo a quien que no goza de ascendencia por ser camaleónica tiranía. Y tal vez le dirijan la palabra o le escuchen o inevitablemente les toca verle el rostro porque no queda de otra. Pero se trata de jefes o jefas no deseados y que debilitan el buen ánimo por hacer el trabajo con alegría.
El rendimiento del personal es mayor cuando tiene un jefe o jefa que es auténtico o auténtica. En el sentido de tratarse de una persona transparente, donde la diafanidad y el dialogo sean atributos para no pisotear la dignidad de nadie. Y donde la expresión “trabajo en equipo” no obedezca a artimañas para enseñorearse y burlarse de la dignidad ajena. Porque en realidad el jefe o jefa no cree en el trabajo en equipo, sino en humillar y denigrar a quienes tienen obligatoriamente que adherirse porque necesitan un trabajo, porque es su sustento y del que come otra gente y hasta el enfermo de la casa y por efecto de este liderazgo despótico deben quedarse silentes y sin poder ni siquiera hacer uso del derecho a la defensa,  tampoco poder expresar sus ideas porque son avasalladas por delirios de grandeza y demenciales jugarretas de la mente de un jefe o jefa.
Pero al encontrarnos con gente de doble cara, y no precisamente como el Dios Jano de la civilización romana que miraba simultáneamente hacia oriente y occidente y en ello lograba equilibrar el cosmos. Sino de antilíderes que insisten en doblegar el espíritu humano -incluso de quienes fueron sus compañeros de labore - , para mantenerse en el puesto muestran una cara bonachona a quienes les colocaron de jefe o jefa mientras haciendo alarde de su circunstancial autoridad tiene un rostro desagradable y un alma autoritaria para con el personal. Y a diferencia del Dios Jano, esta doble cara causa desequilibrios en la oficina y en el ambiente laboral. A veces es un secreto a voces. 
Los déspotas se sostienen por el engaño y la maldad que manejan astutamente, a veces por la ingenuidad de gente buena que cree en ellos o ellas. Pero mientras el déspota ríe muchos sufren el agobio y el agravio  de una personalidad perturbada y perturbadora. 
Dale poder a un hombre o a una mujer y conocerás su verdadero carácter y conocerás su verdadero corazón. Esta situación me recuerda a la persecución de los cristianos y una expresión del  tirano emperador Nerón, quien con un alma dañada expresó “si tuvieran una sola cabeza se las cortaría de un cuajo”. Así un jefe o jefa perversa, mantiene la crispación en la oficina subestimando a las personas y no las percibe como equipo ni como prójimo, sino como contrincantes a quienes hay que vencer y sojuzgar. ¡Habrase visto!  ¿Acaso amigo lector, estás viviendo algo parecido?  

miércoles, 20 de julio de 2016

LA EMPRESA EN LA QUE TRABAJO

La empresa en la que trabajo
Crisanto Gregorio León

                Día a día me presento a mi trabajo con la mayor alegría, echándole ganas a las labores que me han encomendado, recibo la satisfacción personal en mi fuero interno por el trabajo bien hecho entendiendo que todo mi empeño lo vuelco en ello.
                Es la empresa que creyó en mí al evaluar mis credenciales y por ello estoy comprometido con sentido de pertenencia por lo que la reciprocidad es un componente determinante en el desempeño de mis labores.
                Hay muchas gentes talentosas y profesionalmente competentes y lo más importante es que conservan su humildad al llegar a la cima de sus montañas pues no olvidan como lograron subir. Y para subir  usan la escalera de la integridad.
                En nuestra empresa existe el trabajo en equipo, al presentarse problemas se buscan soluciones y no culpables, nadie toma el crédito por el trabajo de otro, existen reglas que todos siguen, no circulan chismes ni rumores, existen planes de desarrollo, los más competentes y capacitados reciben ascensos  y existe claridad en funciones y objetivos.
                En nuestra empresa la gente siempre está evolucionando; se siente la gratitud, el perdón es práctica de humanidad, la gente se responsabiliza de sus errores, se felicitan mutuamente, se habla de ideas, todos quieren que todos sean exitosos, se aporta información y se transpira la alegría.
                El liderazgo en nuestra empresa ha evolucionado y así se desempeña, que no se trata de estar al mando sino de cuidar a las personas a su cargo.
                El liderazgo en nuestra empresa es afectivo y humano, porque tiene la capacidad de darse cuenta cuando está equivocado, hay voluntad de aprender de los errores y cambia de dirección cuando es necesario – Jeffrey Fry- . El liderazgo es alimentado por su voluntad de aprender, pues se ha entendido en nuestra empresa que no se puede liderar sino hay voluntad de aprender.- Israel More Ayivor –
                El liderazgo en nuestra empresa no dice yo, sino nosotros; no toma el crédito  sino que comparte el crédito; no culpa a nadie por la crisis sino que resuelve la crisis; no ordena y espera sino que solicita y colabora; no utiliza a la gente sino que desarrolla a la gente; no inspira miedo sino que genera entusiasmo; no maneja a los empleados sino que trabaja con colaboradores; no depende de la autoridad sino de la buena voluntad.  
                En nuestra empresa no hay jefes tóxicos sino líderes; que no matan la diversión y la pasión ligada a nuestro trabajo, que no disparan la desconfianza laboral, la comunicación no se convierte en algo burocrático y jerárquico, no controlan de forma obsesiva todos los canales a través de los cuales se transmite conocimiento e información, no se vacía de significado el esfuerzo de los trabajadores,  no hace que sus trabajadores se sientan manipulados ni usados, no dispara las salidas de la empresa,  si les  importan las opiniones de los demás, no se amenaza con el despido , no vigilan cuales  espías a sus trabajadores
                En nuestra empresa se apoya la visión y no la división – Saje Ijiyemi - 
Esta es mi empresa, nuestra empresa ideal.  Dios bendiga a nuestra empresa y que siempre lidere el mercado.

Abogado

                

jueves, 5 de mayo de 2016

Con las glorias se olvidan las memorias



Todo logro del hombre que vive en sociedad es obtenido por la colaboración de muchos, aun cuando haya sido solo tangencial, nada es producto de la casualidad sino de la causalidad.

Crisanto Gregorio León crissantogleon@gmail.com



4 May, 2016 | Sentirse alguna vez zaherido por las garras del desagradecimiento, de la traición, cuando en vez de respeto y consideración por acciones a favor del crecimiento de otro u otra persona, se recibe a cambio el látigo de la indiferencia, de la minusvalía o la afrenta de que otros lisonjeros que nada aportaron ganen indulgencias con escapulario ajeno.

La peor bofetada que un hombre o mujer puede dar a quienes contribuyeron a sus logros, es la ignominia y pagar mal por el bien que obtuvieron, además de desconocer los méritos de quienes forjaron el triunfo y una vez que tienen el trofeo en sus manos empuñándolo golpeen e hieran a quienes con gestos de bondad y hermandad estuvieron prestos a darlo todo por su éxito.

Como en una carrera de relevos, donde el testigo es llevado por todos, sería particularmente miserable que el último en tomarlo, en caso de que llegue primero, se atribuya el triunfo para sí solo, cuando se trató de un trabajo en equipo, de una suma de voluntades para un objetivo común, aunque en la foto solo aparezca uno como el vencedor. Hombres desprendan de otros y olvidándose que todo se trata de una simbiosis, se envilecen y regodean en perjuicio de quienes le tendieron la mano

La embriaguez que en algunos causa el haber alcanzado las metas propuestas no les permite valorar a quienes le prepararon el camino, inadvirtiendo el gran error de menospreciar a los semejantes, donde pareciera que aquellos fungieron de tontos útiles.

Es prudente no olvidar la expresión de la Gestalt, según la cual la suma de las partes es superior al todo; ello a propósito de los galardones humanos, los cuales seguramente no se obtienen con una actitud misantrópica o asceta.

Todo logro del hombre que vive en sociedad es obtenido por la colaboración de muchos, aun cuando haya sido solo tangencial, nada es producto de la casualidad sino de la causalidad. Donde el aporte de otros por insignificante que haya sido, constituyó insumo para el impulso de las situaciones que generaron el logro de los objetivos que alguien haya podido cristalizar.

Pero el hombre y la mujer que tienen poca memoria, obnubilados por los laureles, desdeñan de quienes en su momento fueron elementos clave para sus triunfos, para sus propósitos. El envanecimiento va instaurando las bases para la ceguedad, donde las piezas del ajedrez que confluyeron a ganar el juego, son pisoteadas por una actitud egoísta, terca, mezquina, ensimismada, mitómana o megalómana; olvidándose que el peor defecto de ser importante, es creerse importante.



Y así, bajo esa óptica bizarra pensando que son mejores los nuevos actores, se enarbola la bandera del olvido y la ingratitud en perjuicio de los amigos, de la familia y hasta del amor.



miércoles, 20 de abril de 2016

El lenguaje y los seres que amamos

El lenguaje y los seres que amamos
Crisanto Gregorio León / Abogado /crisantogleon@gmail.com
El lenguaje en familia debe ser amable, cordial, lleno de aprecio y estima hacia quienes forman nuestro entorno
Un ejemplo gráfico te puede poner a pensar. Si en las relaciones de trabajo o en las relaciones sociales, te cuidas de usar un lenguaje que en ningún momento pueda ser agraviante o vulgar para con quienes te rodean o comparten la rutina laboral contigo, para con tus vecinos, o para quienes obligatoriamente te tropiezas en el día a día así no trabajen contigo, y lo haces por cultura o educación y hasta por precaución. ¿Entonces porque no ser igual de considerado o considerada en familia, para con tus padres, para con tus hijos e hijas y para cuantos forman tu entorno familiar?
 El lenguaje en familia debe ser amable, cordial, lleno de aprecio y estima hacia quienes forman nuestro entorno, una comunicación llena de consideración y afecto que demuestre el amor que profesamos hacia quienes sentimos nuestros, inclusive si son de la propia sangre y sin serlo más aún, porque el vinculo del convivir y crecer en familia debiera hacer una fraternal coexistencia que incluso a veces es más fuerte que la sangre misma.
 Todos debemos suavizar nuestras palabras para con nuestros semejantes, para con nuestros hermanos, sean de sangre o si se trata del prójimo al que se refieren los pasajes bíblicos. Pero en cualquier caso, debemos evitar palabras vulgares y lenguaje soez.

Erróneamente hay quienes se permiten tratar a sus familiares con lenguaje hiriente, grosero, desconsiderado y sin medir las palabras las sueltan contra los seres que mayor respeto merecen en la casa, los padres. Sí, papá y mamá muchas veces son objeto de maltrato verbal por parte de quienes deben estar agradecidos todo el tiempo porque le deben la vida. Y se permiten los hijos unas libertades que demuestran cuan equivocados están respecto del amor y consideración que mamá y papá tienen para con ellos. Porque ese amor paterno y materno, no debe ser confundido a tal punto de entenderlo como permiso para irrespetarlos.  Y lo mismo debe ser en sentido inverso, que la condición de padre o madre no signifique una autorización para irrespetar a los hijos e hijas con palabras injuriosos y descorteses.
Mamá y Papá, la mayoría de las veces se contienen “por amor” y los hijos no logran digerir que los padres jamás estarán por debajo de ellos. No importa la edad, ni el nivel de estudio, ni los grados académicos, ni la posición social, ni el mejor estatus económico que adquieran los hijos,  ni ningún logro meritorio; como para sentirse superiores a los padres.
Nunca, bajo ningún concepto, ni los hijos, ni las hijas serán ni podrán ser superiores a sus padres y mucho menos  como para creerse autorizados para tratarlos de forma despectiva y humillante.
“No hay que ser igualadas ni igualados”, como diría el célebre comediante Mario Moreno Cantinflas.  Papá y mamá son eso, papá y mamá; no son unos desconocidos a quienes les volcamos y saltamos de inmediato con altanería y grosería para decirles cuanto nos venga en gana sin medida ni respeto.
Y lo mismo se aplica en sentido contrario para con los hijos e hijas, ellos son nuestros tesoros.  
Y seguramente la precaución no te permitiría tratar a un extraño despectivamente y con vulgaridades y malas palabras, pues no sabrías cual sería la reacción.
Entonces, a tratarse en familia con el amor que merece la sangre que corre por sus venas.  Con amor de padres, con amor de hijos. Cuidado, afecto  y consideración en el trato intrafamiliar en la clave de la armonía y del amor en el respeto mutuo.  
Pero ojo, cuenta hasta un millón antes de devolverle un insulto o un mal trato a papi o a mami, espera a que las cosas se tranquilicen y conversa en un ambiente de calma y serenidad.
Los padres no deben abusar de sus privilegios ni los hijos de sus concesiones.


miércoles, 13 de abril de 2016

La gente no renuncia a su  trabajo
Crisanto Gregorio León

                Quienes saben de gerencia acertadamente  concluyen que las personas no renuncian a sus trabajos sino a los malos jefes.
Generalmente las personas que se han mantenido por  un estimable tiempo en una industria, empresa, o institución, lo hacen  porque sienten  un “enganche” sui generis con su trabajo.
Diversas son las motivaciones,  entre las que se puede  citar  la vocación, un sentirse a gusto con lo que hace por encima de otras situaciones no deseadas que se toman como soportables en función de experimentar  incluso un  sentido de pertenencia y que aunque la empresa no sea suya, la siente como propia porque la defiende, la estima y se preocupa por  mantenerle, darle o impulsar  su prestigio y buen nombre. Siendo esta la actitud que la robustece y  la sustenta.
Hay quienes cuando ingresan a una institución  ya tienen una aquilatada carrera en el objeto mismo al que se contrae  la actividad de esta y se suman con su experiencia, capacidades y competencias  en el Know-how de la empresa y gustosos transfieren sus aptitudes  y talentos  para el despliegue exitoso del giro de ese negocio. Teniendo incluso más años en esas labores que la propia compañía.  Eso es algo que la empresa mayormente respeta y protege por saber que ha captado el talento humano que requiere.
Por otro lado, están los clientes por cuya satisfacción se esmera el negocio y en ese afán procura el mejor producto del mercado o por lo menos que compita con los niveles de exigencia  de similares industrias, empresas o instituciones.   
¿Cuáles son entonces las razones por las cuales las personas deciden renunciar  a un empleo o trabajo que quieren y que les gusta?
Si la persona aunque no reciba un abultado salario y no obstante se ha quedado en su empleo, es  porque siente un compromiso más allá de este asunto y quiere y le gusta  lo que hace. Algo difícil de digerir para algunos directores o gerentes que prefieren pensar como déspotas enmascarados de  humanistas y darle de latigazos a la relación laboral azotando y oprimiendo a su talento humano hasta hacerlos renunciar. Recordemos al bardo  Manuel Machado “fatigas pero no tantas que a fuerza de muchos golpes hasta el hierro se quebranta”
Cuando el sentido de entrega y compromiso entre el talento humano y la empresa se fractura en apariencia no obstante haber ese salario emocional que compromete espontáneamente  a la gente con lo que hace.  La fractura es realmente  con los jefes, no en con la empresa y ni siquiera con los dueños o accionistas de esta quienes desde todo punto de vista quieren lo mejor para su negocio. Directores y gerentes con los egos abultados parecen levitar  privando la jactancia y la prepotencia por encima del interés institucional;  siendo esta la actitud que la mengua y la fisura.
Hay industrias que experimentan o han experimentado renuncias masivas de su talento humano  por el comportamiento subterráneo y déspota de los directores y gerentes quienes bajo un argumento atávico, provocan una huida de la mejor gente con que contaba  la empresa. Gente a toda prueba, curtida en esas labores y esos quehaceres, con mística y que constituían  orgullo institucional.
No son todos los que están, ni están todos los que son. Sin embargo recordemos un pensamiento de Jules de Goncourt. “El más largo aprendizaje de todas las artes es aprender a ver”

Profesor Universitario/Abogado/Periodista/Escritor