El Señor es mi Pastor , Centurión
Crisanto Gregorio León
Por
haber mandado a decapitar a Juan El Bautista para saciar los caprichos insanos
de Salomé que había sido descubierta
públicamente por "El Precursor de Cristo” de sus actos en contra de la
moral y por ser protagonista de grandes escándalos, Herodes Antipas se gana el infierno al ser incitado a matar a un hombre piadoso y aun teniendo el
albedrío de elegir entre ser un hombre bueno y no un malvado, decide hacer un
mártir, y sacrificar a un siervo de Dios, al Bautista.
Tú
siempre tienes la opción de elegir, entre ser un malvado o un hombre temeroso
de Dios.
¿Dónde crees que están las almas de este
par? La jovencita lúbrica que despertó
la lascivia de Herodes Antipas un hombre mayor y por cuyos caprichos añadieron
más agravantes a sus almas condenadas.
Sitúate
en la actualidad e imagina a un fulano que se cree rey y que se hace rendir
pleitesía, que repudia a su inocente
esposa legítima para amancebarse con no precisamente una vestal romana, sino
todo lo contrario. Y que esta manceba
maneja su oficina, sus negocios, su agenda
y por supuesto sus teléfonos inteligentes y además comete todas las
injusticias que le permite su Centurión, porque está atontado por el sexo, pero
que él también elucubra y la responsabilidad es mutua.
Para
usar vocablos de la época, ella, una joven no vestal, asiste a su canoso Centurión en todo, se ha
vuelto indispensable para él, quien a su
vez ha deshonrado y abandonado a la mujer de su juventud. Ha
olvidado este Centurión los esfuerzos, las dedicaciones, las horas de cuidado y
de entrega de su primera y honesta dama, a esta importantísima mujer, su
esposa. A quien sí conoció vestal y
ahora la cambia por quien solo le está brindando una juventud ajada y lo ha puesto a criar hijos ajenos.
Pues
bien, no queremos justificar a nadie, pero tan culpable es el Centurión como su
manceba no vestal. Ha sido un amor a primera trampa. Los llaman, tramposo y tramposa, porque
además de adúlteros, son mañosos, dados a la corrupción, son unos summa
cum corrumpere – los mayores corruptos –
y se las dan de personas correctas, además maltratan a la gente decente que los
identifica como personas falsas y fingen
ser bonachones con quienes incautos aún creen en ellos, porque no los conocen.
Bajo
las sabanas muchos hombres prometen a sus esclavas sexuales la cabeza de un
hombre bueno, para satisfacer su maldad y limpiar un honor que no tienen. Pero imagínate si son tal para cual, que se
puede esperar de ambos.
Es
que cuando la gente enferma, deshonesta y malvada, está en su salsa, se siente
tan poderosa y les importan un bledo sus
almas. Tienen el control efímero de alguna oficina o institución, o son jefes circunstanciales y en vez de
dejar una estela de buena vibra, se comportan lo más endemoniados y enfermizos posibles. Lo
importante para ellos es materializar el mal hoy así al morir
sus almas se chamusquen en el averno.
Es que son unos analfabetas espirituales y unos analfabetas
universitarios pues hay quienes blanden títulos
que obtuvieron fraudulentamente y no conocen ni un ápice de los saberes
transversales de su tesis pues la plagiaron.
Hay
situaciones, donde bajo la insania moral, el sexo enfermo, el dinero y las
drogas, a pocos Centuriones les importa ser justos y contrariamente maquinan
maldad y se olvidan de sus almas. Pues
todo lo robado, todo lo corrompido no te lo llevarás al momento de tu muerte,
sino que según has hecho en vida, se te abrirán los hornos del infierno o las
puertas del cielo. Y todo asesinato o actos que persigan decapitar de cualquier
modo a un hijo de Dios, será tu boleto al infierno, así ahora te rías, te
sientas poderoso y mandes a ejecutarlo o lo hagas por mano propia.
Así
habla un hijo de Dios, y recordemos al Bautista pero en tiempos modernos. Asesíname pues, quítame el trabajo, haz un
infierno mi oficina, impídeme el desempeño de mis labores, haz que personas
falsas me finjan amistad y te den cuenta a ti de mis asuntos, sigue llenando de
anatemas tu alma; pero no olvides que
mi padre el señor de los cielos, te está evaluando y su poder no es efímero ni
circunstancial. Mi padre que es superior a toda criatura, comanda y tiene poder
sobre el General en Jefe de todos los
Ejércitos Celestiales.
El
Señor es mi Pastor, Centurión. De
rodillas estoy ante Dios y de pie ante los hombres.
crisantogleon@gmail.com
Profesor
Universitario/Abogado/Periodista/Escritor
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