viernes, 6 de marzo de 2009

SIMÓN DE CIRENE

Simón de Cirene

Crisanto Gregorio León

La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo ofrece un repertorio de personajes de lo más variado, en el que muchos podemos vernos reflejados. Fue Simón de Cirene, según los evangelios de Marcos, Lucas y Mateo; la persona que ayudó a Jesús a llevar su cruz hasta el gólgota. Al principio Simón no lo hizo voluntariamente, fue obligado por los centuriones a cargar la cruz. Pero ciertamente fue impactado por ese hombre - Ecce homo-, que consiguió en su camino y luego se sintió feliz de poder aliviarle la carga en aquel corto trayecto hasta el “gólgota”.
Entre tanto, Jesús era objeto de la más cruel barbarie; lo escupían, lo insultaban, lo vejaban, lo humillaban, lo golpeaban y difamaban. Por efecto de las espinas clavadas en su cabeza la sangre recorría su rostro e inundaba sus ojos. Pero ante la caída de Jesús con el peso aplastante de la cruz, Simón tuvo una misión primordial: darle unos momentos de descanso al cordero. Pero ¿Qué había hecho Jesús para merecer tal castigo? Esa pregunta recorrió el pensamiento del Cirineo y flagelado como había sido el hijo de Dios, Simón vio en su mirada la de un hombre inocente. Entonces, gustoso se encimó la cruz y salvó sin pensarlo su propia alma.
Al Cirineo no le fue indiferente el sufrimiento del Nazareno. ¡No! , por el contrario, al terminar su corta pero excelsa misión, fue pateado por los soldados romanos, pero Simón de quedó al lado de su nuevo amigo, al pie de la cruz con la convicción de la inocencia de aquel hombre, en la comprensión del triunfo de Jesús, al haber resucitado al tercer día.
Recuerdo una frase del discurso final de la película Patch Adams: “La muerte no es el enemigo, si vamos a luchar contra la enfermedad, vamos a hacerlo contra una de las peores que existe: la indiferencia”. De modo que el verdadero cristiano, no debe ser indiferente ante las penurias de sus hermanos.
Cada día en cada momento, preferimos no atender y ni siquiera enterarnos del problema de otros, con tal de que no nos quiten el tiempo o no ocupen nuestra ya apretada agenda y preferimos darle altivez e importancia a nuestras vanidades, siendo indiferente ante el dolor del amigo o del hermano que sabemos necesita de nuestro apoyo. Y no nos importa como se las arreglará.
¿Cuántas veces has encontrado un Cristo en tu camino y te niegas a hacer de Simón de Cirene?

Abogado

crisantogleon@gmail.com